- Taxi. Conseguir un taxi en Cannes se convirtió en una competencia feroz entre periodistas, quienes anoche no tenían cómo volver a sus hoteles desde el centro de prensa por la clausura de una amplia zona de la ciudad por los controles policiales. Grupos de reporteros y camarógrafos se amuchaban en las calles afuera de la zona de exclusión buscando cazar algún transporte, y cuando aparecía un taxi se disparaban corridas y discusiones intentando subirse. La policía miraba divertida esa danza nocturna con las credenciales al cuello.

- Yasky. El líder de una de las fracciones de la CTA se sumó a último momento a la delegación gremial que participó ayer del encuentro de la Confederación Sindical Internacional (CSI). En principio había un solo lugar, pero luego, cuando apareció la posibilidad de que se sumara otro dirigente argentino, el cegetista Gerardo Martínez le dio una manito a Yasky para subirlo al avión.

- Avión. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner partió el martes a la noche desde Buenos Aires en el avión presidencial. Con ella viajaba una comitiva de ministros y funcionarios. Sin embargo, al llegar a Europa el vuelo terminó en Barcelona. El avión quedó allí esperando, mientras la jefa de Estado se embarcó en otra nave rumbo a Francia. Ministros y funcionarios llegaron luego en otro avión. Una versión no confirmada es que el Gobierno quiso evitar el riesgo de un pedido de embargo sobre la nave presidencial, aparentemente formulado por un grupo de bonistas que retuvieron sus títulos en default y no entraron en los canjes de deuda. El avión no podría ser tocado en España, pero la situación podría ser más difícil en este país. Lo mismo había pasado hace un mes, cuando CFK viajó para acompañar a las Abuelas de Plaza de Mayo a recibir un premio. En aquella oportunidad se dijo que el avión necesitaba un recambio de neumáticos programado y por eso permanecería en Madrid.

- Somavía. El titular de la Organización Internacional del Trabajo, Juan Somavía, esperaba a la presidenta Cristina Fernández en Cannes para expresarle una felicitación personal por su triunfo en las elecciones del 23 de octubre. Sin embargo, la reunión quedó en suspenso por problemas de agenda. El funcionario de la OIT pidió a la delegación argentina intentar concretarla hoy o mañana, dado que no se quería quedar con el festejo inconcluso.