- Vinos. En China creció en los últimos años el consumo de vino. Hay propagandas en los colectivos y comercios especializados. Es un hábito que está de moda en algunos segmentos sociales de alto poder adquisitivo, pero todavía más del 80 por ciento del consumo de bebidas alcohólicas está dominado por la cerveza. De hecho, el país asiático está todavía por debajo de una botella de vino per cápita anual. Durante el primer trimestre de 2012, se enviaron desde Argentina hacia China 82.363 cajas de nueve botellas de vino por un total de más de 3 millones de dólares, un crecimiento anual del 45 por ciento, lo que lo convirtió en el destino con mejor performance para el sector. Lejos de ver un vino argentino en los locales de comida más concurridos, la oferta disponible es el Greatwall wine (Vino Gran Muralla). Por eso la gente debe preferir la cerveza.

- Regateo. “En China no hay precios –afirmó un colaborador de De Vido–, sólo existe la voluntad del regateo.” En efecto, los precios de productos y servicios están sujetos a la fuerza de los negociadores: cliente y vendedor. Un comprador seguro de sí mismo logró que los periodistas viajaran desde el aeropuerto hasta el hotel por 150 yuanes (unos 25 dólares) en lugar de los 800 que pedía el chofer originalmente. En los comercios, un souvenir de Mao que según el “precio de lista” estaba 25 yuanes terminó siendo vendido en sólo 5 yuanes, mientras que un juego de cartas bajó de 35 a 10 yuanes. El hartazgo que termina apareciendo por la imposibilidad de comunicarse con palabras, ya que es raro encontrar a un chino que hable inglés, incluso en el sector turístico, muchas veces juega a favor del cliente.

- Cascos. Las habitaciones de los hoteles más visitados están muy bien equipadas y tienen decoración asiática, así como también el lobby, los pasillos y el ascensor. Además de buen gusto, hay precaución. En cada cuarto hay una pequeña caja roja, que contiene un casco hecho de una tela especial, con visor y boquilla para poder respirar, para escape en casos de incendio. También está presente en edificios gubernamentales, aeropuertos, tiendas, bancos, barcos, oficinas postales, subtes e industrias, entre otros.