“Atucha II significa un antes y un después en términos de tecnología y soberanía nacional”, sostuvo el ministro de Planificación Julio De Vido, tras la puesta en funcionamiento del ciento por ciento de la central nuclear. Por su parte, el titular de la cartera de Economía, Axel Kicillof, también celebró la culminación de la central luego de 33 años. “Desde el punto de vista práctico, cotidiano, esto es electricidad para tres millones de personas todos los días”, señaló el funcionario. Atucha II es una planta nucleoeléctrica con una potencia bruta de 745 megavatios eléctricos a base de uranio natural y agua pesada. Entre 1994 y 2006 estuvo paralizada hasta el relanzamiento del Plan Nuclear Argentino, impulsado por el gobierno nacional y gestionado por el Ministerio de Planificación Federal. “Atucha II pasó a la historia, ahora hay que pensar en la (central nuclear) III y en la IV. Esto lo haremos nosotros o quienes, en la continuidad histórica, piensen y sientan dotar al país de un sistema energético autónomo, propio. Argentina seguirá transitando el camino del enriquecimiento y el crecimiento de la matriz energética incluidos al ciento por ciento con el desarrollo de la industria nacional”, destacó De Vido.

Luego de que el gobierno de Carlos Menem decidiera cancelar el proyecto de Atucha II, suspensión que duró doce años, la administración de Néstor Kirchner inició un proceso de recuperación de técnicos y profesionales especializados, como así también contratistas y proveedores. La finalización de la central tuvo un impacto socioeconómico positivo en la localidad de Lima, al ser el empleador principal de la región.

La planta llegó a ocupar a más de 6900 personas, de las cuales un diez por ciento fueron mujeres, una proporción inusual en la industria de la construcción. El agua pesada y los elementos combustibles necesarios para la central son producidos en el país.

“La puesta en órbita del satélite Arsat, por un lado, y la puesta en marcha de Atucha II con tecnología satelital y nuclear hechas en Argentina, son dos proyectos que eran absolutamente imposibles si no había una decisión política mediante. Este gobierno tomó la decisión de desarrollar la capacidad científico-tecnológica de Argentina, y poner la inversión que hacía falta para que el país esté de nuevo entre los ocho en el mundo que puso un satélite en órbita, y entre los once con manejo de tecnología nuclear”, remarcó Kicillof.

Durante los primeros días de febrero, la Autoridad Regulatoria Nuclear autorizó a elevar la potencia de la Central Nuclear Atucha II al ciento por ciento de su capacidad, situación que terminó de concretarse ayer. De esta manera serán incorporados al sistema interconectado 745 megavatios para abastecer a tres millones de argentinos.

En este emplazamiento ubicado en la localidad de Lima también se encuentra la Central Nuclear Atucha I Presidente Juan Domingo Perón, de 362 megavatios, operada por Nucleoeléctrica Argentina, que tiene a su cargo a la vez la operación de la Central Nuclear Embalse y el desarrollo de una cuarta central.

La totalidad de la potencia de Atucha II equivale aproximadamente al 5 por ciento de la demanda nacional de energía eléctrica, al 12 por ciento de la demanda de energía del Area Metropolitana de Buenos Aires y al 40 por ciento de la energía consumida por la provincia de Buenos Aires, excluido el conurbano bonaerense.

“Esto significa otra materia pendiente saldada. Además, para la industria significa no solamente los puestos de trabajo que se crearon y crearán, y el desarrollo nuclear para la medicina, sino que también estamos hablando de energía barata y competitiva”, afirmó la ministra de Industria, Débora Giorgi. El gobierno nacional está negociando con China la construcción de una nueva central cuyo reactor será de uranio natural y agua pesada para aprovechar la experiencia y los recursos que el país tiene en esa área luego de haber concluido Atucha II.