ECONOMíA • SUBNOTA › ATAQUE EN COREA DEL SUR
› Por Tomás Lukin
Los fondos buitre no distinguen fronteras. El hedge fund Elliott Associates desplegó su accionar extorsivo contra los propietarios del Grupo Samsung, uno de los conglomerados industriales más poderosos de Corea del Sur. Con Paul Singer al frente, el fondo intentó bloquear una fusión entre dos subsidiarias del grupo coreano. El accionar judicial buitre fracasó. La operación se concretó en los términos financieros propuestos por la familia Lee, que con una extensa historia de escándalos de corrupción, traiciones y disputas sucesorias internas, mantiene el control del holding.
Con la discusión resuelta a favor de Samsung, la Federación de Industrias de Corea del Sur, que nuclea a las principales corporaciones del país, les declaró la guerra a los buitres, reclamando un marco regulatorio contra sus prácticas abusivas. El portavoz parlamentario del partido Saenuri, actualmente al frente del gobierno, anticipó que están preparando un proyecto de ley para reforzar las defensas de las empresas locales contra los fondos extranjeros.
Como parte del proceso de reorganización interna que llevará a Lee Jae-yong a reemplazar a su padre, Lee Kun-hee, al frente del diversificado grupo empresario, Samsung C&T (dedicada a la construcción y el comercio internacional) propuso una fusión con Cheil Industries (filial del holding en materiales químicos y electrónica). En todas las empresas del grupo, la familia Lee posee un paquete accionario significativo aunque no siempre mayoritario. En este caso, el heredero Lee Jae-yong controlaba un 19,8 por ciento del paquete de Samsung C&T, mientras que Elliott, aprovechando las caídas en el precio de las acciones de la firma, se había hecho del 7,1 por ciento para pasar a ser el tercer accionista.
Elliott Associates sostenía que la fusión era ilegal y que redundaría en una desvalorización de sus acciones, con el objetivo de bloquear el acuerdo y extorsionar para lograr obtener una rentabilidad extraordinaria por su paquete accionario. Pero fracasó y la operación se concretó. En cambio, la disputa entre Samsung y Elliott logró que la industria surcoreana se abroquelara en defensa del grupo de la familia Lee y contra lo que se percibe como una amenaza al modelo empresario de ese país.
La Federación de Industrias Coreanas, que además de Samsung incluye a otros gigantes como Hyundai, advierte que no es la primera vez que un fondo inversor extranjero inicia acciones legales sobre el control administrativo de las empresas locales con el objetivo de maximizar rápidamente sus ganancias, socavando el valor a largo plazo de las compañías involucradas. En defensa de sus intereses, el establishment coreano advierte además que las compañías parcialmente extranjerizadas incurren en mayores pagos de dividendos y menores niveles de inversión en el país. Con esos argumentos, los industriales coreanos reclaman al gobierno “medidas defensivas” para protegerse de los ataques buitres.
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