ECONOMíA • SUBNOTA
- Anginas. Cubierta por un gran chal de color blanco y con la voz ronca, Gabriela Michetti presidió la sesión en la que se analizó el acuerdo con los fondos buitre. La vicepresidenta no quiso perderse el debate pese a encontrarse con anginas. Cerca suyo afirmaron que la compañera de fórmula de Mauricio Macri no quería dejar pasar la oportunidad de estar presente en el recinto “cuando se vote la salida del default”. Pero, precisamente, como Macri se encontraba anoche de viaje rumbo a Washington, Michetti quedó a cargo de la Presidencia y no podía ocupar al mismo tiempo su rol de presidente del Senado. Entonces, con anginas y la garganta castigada por el manejo de la sesión hasta la partida de Macri, Michetti se preparaba para ubicarse a un costado del presidente provisional Federico Pinedo y acompañar de todas formas la votación del acuerdo.
- Ausencias. A las 10.47 el tablero marcó 71 senadores presentes. Casi asistencia perfecta. Se inició así una de las sesiones más relevantes del Senado de los últimos años. La costumbre hacía pensar que el único legislador faltante era el ex presidente, Carlos Menem, un ausente crónico de la Cámara Alta, que durante los últimos dos años no había concurrido a ninguna sesión. Sin embargo, hace unas semanas Menem cambió sus hábitos y comenzó a transitar los pasillos del Senado. Lo que era todavía una incógnita es si el ex mandatario aguantaría hasta el momento de la votación, prevista para la medianoche. La banca vacía correspondía en verdad a la senadora Magdalena Odarda, de la Coalición Cívica, quien no había anticipado su posición sobre el acuerdo con los fondos buitre. La legisladora rionegrina informó que debía someterse a una cirugía en la provincia de Córdoba.
- Ausencias II. Como es habitual, el líder de Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas, dio un exorbitante discurso, con palabras grandilocuentes y un habilidoso manejo de las pausas y las inflexiones de voz. “No ha habido mayor causa de macrocorrupción en Argentina que la deuda”, sentenció el cineasta que investigó en sus documentales sobre la deuda externa argentina, a la que calificó como una “bolsa nauseabunda”. “La mitad de la deuda es una estafa”, remarcó. También calificó como una “vergüenza” que el Congreso siga “delegando funciones”. “Con las dos manos le digo no a este proyecto”, remató Solanas. Poco después se retiró de su banca, dio las declaraciones de rigor ante las cámaras de televisión y anunció que en verdad no votaría ni con las dos ni con una sola mano en contra del acuerdo con los fondos buitres. ¿Por qué? Porque a la hora de votar estaría en viaje a Estados Unidos, para participar de una charla en la Universidad de Pittsburgh.
- Default. Ningún debate sobre la deuda externa reciente de Argentina puede pasar por el Senado sin alguna alusión a la cesación de pagos de 2001, anunciada por el entonces presidente Adolfo Rodríguez Saá, frente a una asamblea legislativa que lo aplaudió de pie. Varios legisladores kirchneristas recordaron precisamente que fue el puntano y no Néstor Kirchner quien declaró el “default”. La reacción de la compañera de banca de Rodríguez Saá, Liliana Negre de Alonso, no se hizo esperar. “¡No dijo que declaraba el default, dijo que iba a declarar la suspensión de pagos!”, exclamó enfervorizada la legisladora, que leyó textuales las palabras del ex presidente. Con la misma vehemencia recordó la crítica situación en que estaba el Estado: 5000 mil puntos de riesgo país, deflación del 0,1 por ciento, una caída del PBI anual del 4 por ciento, 38 por ciento de pobreza, 13 de indigencia, desempleo del 18 y más de 144 mil millones de dólares de deuda externa. “¿Querían que se pagara la deuda mientras acá los argentinos se caían muertos como moscas?”, justificó la legisladora, poco antes de anticipar que votarían a favor en general y en contra en algunos artículos.
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