ECONOMíA
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La elección de los jubilados
Pertenecer al PAMI no es una condena ineludible ni un beneficio forzoso para un jubilado. Aunque no muchos disponen del dato, en el momento de su retiro pueden optar por alguna obra social sindical que haya admitido esa acogida. No son demasiadas, pero el dato talla: 70 sobre las 285 aceptan tener entre sus filas a trabajadores que ya no están en actividad. De ellas, sólo 19 aceptan a cualquier jubilado, provenga del rubro que provenga, mientras que el resto sólo acepta a los de su rama de actividad. El porqué de la renuencia de la mayoría surge nítido a la hora de analizar la restricción que pesa sobre los aportes, ya que cuando se opta por otra entidad diferente a la que comanda Graciela Ocaña el afiliado no se lleva el 100 por ciento del aporte: a diferencia de lo que ocurre con un trabajador en actividad, en el caso de un jubilado una parte de él queda retenida en al PAMI.
La contribución a las obras sociales “acogedoras” se fijó en 1991 por decisión administrativa en 31 pesos promedio y se mantuvo congelada hasta principios de este año, cuando recién se subió a 51 pesos. Más de lo que aportan algunos trabajadores activos, pero no demasiado si se considera que el gasto que entraña una persona de edad avanzada cuadruplica al que requirió hasta entonces, en el caso de un hombre, y duplica al de la mujer en edad fértil.
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