ECONOMíA
• SUBNOTA › EN LOS ‘90, DEUDA; EN LOS ‘00, AHORRO NACIONAL
Años de ajuste por delante
› Por Julio Nudler
Las expectativas de mediano y largo plazo no son alentadoras. Es esperable que la Argentina sufra una fuerte restricción de financiamiento por varios años, hasta que recupere su credibilidad internacional después de haber cesado en los pagos de su deuda, incluso privada. De allí la importancia del ahorro nacional, como única fuente para financiar la inversión en los próximos años. El país se halla por tanto delante de dos caminos. Ambos exigen sacrificios por igual, pero conducen a lugares muy distintos. El primero de ellos consiste en pugnar por la reconstrucción del ahorro nacional, saneando los instrumentos para ahorrar a través de la normalización del sistema financiero y la generación de un ambiente económico confiable. Este camino implica sacrificar consumo presente del sector privado y también del sector público, pero es el que justifica el esfuerzo en interés del crecimiento. La otra alternativa, menos aconsejable, es dejar que los ajustes que sí o sí deben producirse en la economía nacional se acoten a una menor inversión, poniendo en jaque la esperanza de volver a crecer.
Tres investigadores de la matriz cordobesa del Ieral de Fundación Mediterránea plantean este análisis en un trabajo sobre el ajuste de la balanza de pagos argentina en 2002, firmado por Nadin Argañaraz, Juan Manuel Garzón y Jimena Zúñiga. El artículo muestra que en la actualidad el ajuste en la cuenta corriente de la balanza de pagos se está produciendo, de manera traumática, por el impago de los servicios financieros de la deuda externa y una fuerte caída en la absorción interna (consumo público, consumo privado y sobre todo inversión). La imposibilidad de seguir recurriendo al ahorro externo forzó este ajuste, ya que todo déficit de cuenta corriente necesite ahorro externo (cuenta capital superavitaria) que lo financie, o, en su defecto, ser pagado con reservas de divisas.
Los autores señalan que “entre las distintas inconsistencias de la política económica adoptada desde comienzos de 2002 (gobierno de Duhalde) se encuentra el hecho de que mientras se ha apostado a mejorar la cuenta corriente por medio de la generación de precios relativos favorables al sector exportador, existe una marcada negligencia en el tratamiento del ahorro nacional. No sólo se han destruido prácticamente todos los medios para que los agentes económicos puedan ahorrar formalmente –denuncian–, sino que incluso se han generado incentivos para el desahorro.” En verdad, estos males son un mes más viejos que 2002 porque se iniciaron con el corralito que impuso Domingo Cavallo. Pero esto no mejora ni empeora el diagnóstico.
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