Felisa Miceli y Martín Redrado tuvieron la primera reunión desde la asunción de la ministra. Hablaron de los principales puntos de la agenda económica. La conversación estuvo centrada en el análisis del proceso inflacionario y en mantener un tipo de cambio competitivo. El encuentro coincidió con la divulgación, por parte del Banco Central, de una rebaja de los encajes bancarios, una medida opuesta a la que había planteado Roberto Lavagna hace apenas un par de semanas.
Un día después de la ola de versiones sobre el posible alejamiento de Redrado, la foto entre el titular el jefe del BCRA y Miceli tuvo también una lectura en ese sentido: la permanencia en su puesto del banquero central. La rebaja de los encajes fue decidida anteayer por el directorio del Central y se difundió ayer en coincidencia con la reunión Miceli-Redrado. La medida liberará alrededor de 1600 millones de pesos al mercado y persigue un doble objetivo:
- Quitar presiones sobre las tasas de interés. Durante el verano existe un fuerte incremento en la demanda de efectivo. En diciembre, las responsables de esa estacionalidad son las empresas (pago de aguinaldos). En enero, en cambio, las mayores necesidades se transfieren al público (fiestas; vacaciones).
- Fomentar el crédito. Existe la posibilidad de que los bancos utilicen una parte de lo que se libera por la rebaja de los encajes para prestar al sector privado. Por ese motivo, se disminuyeron en dos puntos las inmovilizaciones que los bancos deben hacer por los plazos fijos y sólo en un punto las de las cuentas corrientes y cajas de ahorro. De ahora en más, los plazos fijos tendrán un encaje de entre 1 y 14 puntos dependiendo de los plazos, mientras que las cuentas a la vista tendrán un encaje del 15 por ciento.
Hace un par de semanas, Lavagna había sugerido al Central a tomar la medida opuesta –una suba de los encajes– con el objetivo de restringir la oferta monetaria y quitar así presiones inflacionarias.
La medida, no obstante, parece contradecirse con otra que también el BC tomó en el día de ayer: una suba de medio punto en la tasa de interés que el Central les paga a los bancos por los préstamos de corto plazo que éstos les hacen a la autoridad monetaria (pases pasivos). Ahora es de 4,5 por ciento anual para los pases a un día y del 5 por ciento por los de siete días.
La aparente contradicción radica en que los bancos, justo cuando se toman medidas para darles una mayor liquidez, estarán ahora más incentivados a prestarle al Central antes que al público o a las empresas. Mientras tanto, la diferencia de rendimientos entre los encajes (2,5 por ciento anual) y los pases (hasta 5 por ciento) los paga la autoridad monetaria.
La última medida adoptada por el BCRA fue permitirles a los bancos a computar sus requisitos de efectivo mínimo en forma trimestral (diciembre-febrero) en lugar de bimestral, con el objetivo de quitar presiones sobre las tasas en una época de falta de liquidez.
La cuestión de las tasas y la inflación estuvieron entre los principales temas abordados por Miceli y Redrado en la reunión de dos horas que ayer por la tarde se realizó en el Palacio de Hacienda. “Fue una conversación general, con un enfoque amplio de los principales temas económicos y en la que se comenzaron a bosquejar líneas de trabajo”, explicaron en Economía. Desde el Central coincidieron en esa apreciación.
Miceli y Redrado estuvieron de acuerdo en que hace falta mantener al dólar lo más cerca posible de los 3 pesos. Ayer, el Central adquirió 50 millones de dólares para sostener la cotización en 2,99.
Ambos funcionarios también abordaron la manera en que coordinarán la estrategia monetaria para que esté en línea con el crecimiento económico esperado para el próximo año. Y también de la estrategia para incrementar los créditos de largo plazo, en especial para las empresas. Miceli confía en que esa herramienta es una de las más importantes para combatir la inflación ya que serviría para ampliar la oferta de las compañías.