El Gobierno anunció el año pasado la construcción de un tren de alta velocidad que unirá Buenos Aires con Rosario y Córdoba. Ayer el ministro Julio De Vido y la comitiva que lo acompaña en su gira por Alemania visitaron la planta Siemens que produce esas unidades y es una de las interesadas en obtener la adjudicación del contrato para fabricar el primer tren bala argentino.

La fábrica queda en un pequeño pueblo llamado Uerdingen, ubicado al oeste del país. La empresa puso a disposición para llegar hasta allí el tren ICE3, una formación de 8 vagones que trasladó a todos los visitantes desde Francfort a una velocidad de 300 kilómetros por hora, que haría palidecer a los destartalados trenes interurbanos locales, aunque el precio del pasaje también pondría blancos a los usuarios argentinos. El trayecto Francfort-Düsseldorf, unos 300 kilómetros, cuesta 70 euros en clase económica y 110 diez en primera.

El Gobierno deberá definir en las próximas semanas qué clase de tren quiere para Argentina, pues el 28 de febrero es el plazo previsto para que los interesados presenten la formulación integral del anteproyecto y la realización de los estudios de ingeniería, factibilidad y medio ambiente. Luego se deberá presentar la oferta económica. Se calcula que las obras podrían comenzar a fines de este año y el presupuesto estimado en principio es de 1350 millones de dólares, de los cuales el 50 por ciento deberá ser financiado por la empresa adjudicataria.

Además de Siemens (que va asociada con la local Electroingeniería y Confer), los interesados son la francesa Alstom, que tiene como socios a la española Isolux y a las locales Lecsa y Emepa; y las españolas CAF y OHL, que participan con la local Chediak. El pago de las obras se atenderá con recursos del Tesoro, préstamos externos y un fondo fiduciario conformado con la venta de terrenos ferroviarios. Mientras tanto, quienes quieran viajar en tren deberán conformarse, por ejemplo, con las formaciones del Roca, que con suerte alcanzan los 50 kilómetros por hora.