EL MUNDO › DESPUéS DE LARGAS NEGOCIACIONES EN WASHINGTON Y CON RESERVAS DE LA CASA BLANCA
Tras discutir diferentes propuestas para cerrar el conflicto entre Colombia y Ecuador, los países del continente, con la disidencia parcial de Washington, “rechazaron” la incursión colombiana y acordaron combatir “grupos irregulares”.
Ganó el consenso. Luego de 15 horas de negociaciones trabadas, la OEA ratificó ayer a la madrugada los acuerdos alcanzados en la reciente cumbre del Grupo Río. Aunque Ecuador no pudo cumplir con su objetivo de sancionar a Colombia, ambos países aceptaron la nueva resolución en la que los cancilleres rechazaron la invasión del ejército colombiano en Quito, se comprometieron a combatir grupos irregulares y a implementar un mecanismo de observación del cumplimiento del texto. La voz de la discordia fue la de Estados Unidos, que sostuvo el derecho a la legítima defensa, pero terminó apoyando la postura consensuada. Por tercera vez en el mes, George W. Bush volvió a respaldar al gobierno de Bogotá.
Tan satisfechos se sintieron los cancilleres con el resultado alcanzado ayer por unanimidad que no dudaron en dedicarle unos cuantos aplausos tras la maratónica sesión de la OEA. Por eso, el presidente del gobierno de Ecuador, Rafael Correa, anunció luego la defunción del conflicto con Colombia que había comenzado el primero de marzo, cuando ese país bombardeó un campamento de las FARC, matando a más de 25 guerrilleros, entre ellos al número dos del grupo, Raúl Reyes. “La tremenda crisis está superada. La resolución recogió todas las aspiraciones de Ecuador, porque registra las disculpas sin atenuantes de Colombia y el compromiso de no volver a cometer agresión alguna”, dijo.
La base del acuerdo fue la resolución del Consejo Permanente realizada el 5 de marzo, así como la declaración de los presidentes del Grupo Río, que el 7 de este mes se reunieron en Santo Domingo. Se acordó rechazar la incursión militar colombiana e incluir las disculpas expresadas públicamente por el gobierno del presidente Alvaro Uribe. Sin embargo, el texto aprobado reflejó también los intereses de Colombia. “Reiteramos el firme compromiso de combatir las amenazas de organizaciones criminales, en particular aquellas vinculadas a actividades del narcotráfico”, indica la resolución.
El camino al consenso fue arduo. Luego de que el fin de semana pasado Colombia y Ecuador no lograran ponerse de acuerdo con la resolución, el lunes no pudieron avanzar mucho más, pasando a un cuarto intermedio. Todo eso no era sino el preludio de un escenario plagado de tensiones como el que tuvieron que sortear ayer los cancilleres de la OEA. Las discrepancias fueron tales que las negociaciones a puerta cerrada y por grupos tan sólo se interrumpieron para breves recesos.
Tampoco ayudaba el gran número de proyectos de resolución presentados a lo largo del día. Además de las de Ecuador y Colombia había propuestas de México y Venezuela, del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, de Canadá y de Brasil. Algunos indican que fue el documento del canciller brasileño, Celso Amorim, el que, en buena medida, destrabó las negociaciones, al proponer una reducción de los puntos y una redacción más sencilla. Venezuela y Estados Unidos apoyaron esa versión, aumentando la presión sobre los dos países afectados.
Ecuador buscaba la condena a la violación de su soberanía e integridad territorial, mientras que Colombia insistía en incluir una mención sobre la obligación de los Estados de combatir a grupos irregulares. Tal fue la tensión que Chile y otros países presionaron para sacar una resolución ese mismo día. Los temores de algunos cancilleres finalmente se disiparon.
Como nadie se quiso mostrar como perdedor, las dos partes afectadas festejaron el resultado alcanzado. “Se descartó por completo la posibilidad de una condena internacional”, dijo el embajador colombiano ante la OEA, Camilo Ospina. “Es un triunfo para el Ecuador”, replicó su homóloga ecuatoriana, María Isabel Salvador.
Washington siguió de cerca las negociaciones. A lo largo de la jornada estuvieron en la OEA John Negroponte, segundo del Departamento de Estado, y Tom Shannon, responsable para América Latina, pero ambos abandonaron la reunión antes del final. Por eso fue Héctor Morales, el nuevo representante norteamericano ante el organismo, quien manifestó el descontento de su país y dijo con disgusto que apoyaba lo acordado. Sus reservas quedaron reflejadas en un apartado de la resolución. “Estados Unidos no está preparado para aceptar la conclusión”, dice el texto en referencia a la incursión militar colombiana.
Después Bush ratificó la posición de su país. “Estados Unidos está fuertemente del lado de Colombia en esta lucha contra los terroristas y los jefes del narcotráfico”, dijo. Y Venezuela respondió: “Quedó claro que Estados Unidos estuvo entorpeciendo”, aseguró el canciller Nicolás Maduro.
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