Sáb 22.03.2008

EL MUNDO  › HIZO ESTALLAR UN COCHE BOMBA FRENTE A UN CUARTEL DE LA GUARDIA CIVIL EN LA RIOJA

La ETA bombardeó el diálogo vasco

Hubo un herido y un aviso previo que evitó más víctimas. El atentado petardeó las negociaciones entre el Partido Socialista y el Partido Nacionalista Vasco, para formar gobierno de coalición tras el triunfo electoral de Rodríguez Zapatero.

› Por Oscar Guisoni

Desde Madrid

ETA ha vuelto a demostrar que a pesar de su debilidad aún conserva poder de fuego. Ayer hizo estallar un coche bomba frente a un cuartel de la Guardia Civil en Calahorra, en La Rioja. Gracias a que las fuerzas de seguridad fueron avisadas con antelación del ataque, sólo hubo un policía herido. La explosión generó grandes destrozos en las viviendas aledañas y decenas de vecinos tuvieron que ser desalojados del barrio. El atentado etarra se produce antes de que comience una semana clave en las negociaciones en las que el Partido Socialista tratará de sondear al Partido Nacionalista Vasco sobre las posibilidades de formar un gobierno de coalición que garantice la gobernabilidad al reciente vencedor de las elecciones José Luis Rodríguez Zapatero.

Ayer, cuando faltaban pocos minutos para la una y media de la tarde, una llamada alertó de la colocación de la bomba, dio además detalles sobre el tipo de vehículo en el que estaba instalada, número de matrícula, color, como para que no quedaran dudas de que el ataque no buscaba generar una masacre sino demostrar que ETA todavía existe y tiene capacidad de matar si así lo desea. Una señal política dirigida hacia sus propias filas, muy desmoralizadas y desmovilizadas en los últimos tiempos gracias al acoso que el gobierno socialista ha ejercido desde la ruptura de la tregua sobre el brazo político de la banda separatista. Minutos antes de que la bomba explotara, una procesión típica de Semana Santa había pasado frente al cuartel de la Guardia Civil.

Las reacciones políticas no se hicieron esperar. Mientras en el PSOE se volvía a insistir con la necesidad de la unidad de las fuerzas políticas frente al terrorismo, el Partido Popular en un escueto comunicado confiaba en que los terroristas reciban “un mensaje claro y rotundo de que hagan lo que hagan no se sentará nadie a negociar con ellos”.

El ataque se produjo un día antes del Aberri Eguna, el “día de la patria vasca”, así que para el presidente del Partido Nacionalista Vasco, Iñigo Urkullu, se pone de manifiesto la manera en la que ETA entiende que debe hacerse “la construcción nacional”. “ETA sólo se merece nuestro desprecio”, concluyó el presidente del PNV. “Nos estorbáis.”

Fue precisamente esa última frase la que dejó traslucir el contexto político de fondo que está detrás del atentado. El Partido Nacionalista Vasco fue nombrado por José Luis Rodríguez Zapatero como posible aliado en su nuevo gobierno la noche misma del 9 de marzo, cuando los socialistas supieron que habían vuelto a ganar las elecciones.

El PNV está tentado de aceptar la oferta del PSOE, pero los socialistas le exigen que deje de lado la llamada “hoja de ruta” del presidente del gobierno vasco, Juan José Ibarretxe, que incluye la realización de un referéndum soberanista en octubre de este año.

El gobierno español consideró desde el primer momento como ilegal la convocatoria a este referéndum, alegando que estas consultas sólo pueden ser llamadas por el Parlamento nacional y no de un modo unilateral por las autonomías regionales. El Partido Popular intentó utilizar el tema en la pasada campaña electoral para demostrar de qué modo la unidad de España ha sido puesta en peligro durante los últimos cuatro años por el gobierno socialista. Así las cosas, los socialistas vascos, vencedores por primera vez en el territorio histórico el pasado 9 de marzo, se apresuraron a avisarle al PNV, que ha salido muy debilitado de estos comicios, que su entrada en un futuro gobierno de Zapatero sólo será posible si Ibarretxe anuncia que deja de lado la convocatoria.

Así las cosas, la polémica ha estallado dentro del histórico partido vasco donde un sector importante presiona solapadamente durante estos días al presidente Ibarretxe para que encuentre un modo de dejar de lado su “hoja de ruta” soberanista sin perder la cara en el camino. El PNV está muy preocupado ante la posibilidad cierta de perder las elecciones regionales que deberían realizarse a fines de año.

Una eventual alianza con los socialistas alejaría el fantasma de la pérdida del gobierno regional que conservan desde el retorno de la democracia. Esta hipotética coalición, sin embargo, dejaría aún más aislada a ETA, que hasta el momento veía con buenos ojos el referéndum de Ibarretxe, ya que de cierto modo se coloca en el camino de sus propios planes independentistas.

La bomba de ayer es también un aviso. Tal vez la próxima vez nadie se tome la molestia de llamar por teléfono antes de que sea demasiado tarde.

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