Lun 14.04.2008

EL MUNDO  › LA PRIMERA JORNADA ELECTORAL TUVO UNA PARTICIPACIóN MENOR A LAS GENERALES DE 2006

Un voto con pocas ganas en Italia

Los líderes de los principales partidos, Silvio Berlusconi (derecha) por el Pueblo de la Libertad y Walter Veltroni (centroizquierda) por el Partido Democrático, compiten por lograr la mayoría necesaria en el Parlamento para formar gobierno.

Los italianos concurrieron ayer a los comicios generales en medio de un clima de apatía y menor afluencia electoral. Al cierre de la primera jornada de las elecciones legislativas –hoy comienza la segunda y última–, habían votado un 62,54 por ciento de los electores, por debajo del 66,53 por ciento registrado en los comicios de 2006. Tras una campaña de insultos cruzados, los líderes de las dos principales formaciones, Silvio Berlusconi por el Pueblo de la Libertad (PDL) y Walter Veltroni por el Partido Democrático (PD), votaron rodeados de sus seguidores con miras a lograr la mayoría necesaria en el Parlamento para formar un nuevo gobierno en momentos en que Italia atraviesa una crisis económica y política.

Los analistas ya habían advertido la posibilidad de que disminuyera la participación en unos comicios en los que unos 50 millones de italianos están llamados a elegir 630 legisladores de la Cámara de Diputados y 315 del Senado, que designarán un nuevo gobierno. Estas elecciones también servirán para renovar las administraciones de las regiones de Sicilia y Friuli-Venecia Julia, 8 provincias y 423 municipios, de los que nueve son capitales provinciales, donde la participación era mayor a la habitual.

En cambio, lo que pocos prevén es cómo saldrá Italia del atolladero político al que ha ido a parar después de la caída del gobierno de Romano Prodi en enero pasado, que provocó los actuales comicios anticipados. La incertidumbre y la desconfianza ante el vulnerable régimen político romano volvió a manifestarse ayer cuando votantes enfurecidos destruyeron boletas electorales. En Sorrento, al sur de Italia, un ciudadano, tras pedir la boleta, la trozó y se la comió. “Esta política da asco y está envenenada”, dijo.

No obstante, los comicios se desarrollaron con total tranquilidad y los primeros resultados provisionales se sabrán hoy por la tarde. Los italianos pueden elegir entre 32 listas, de las que 15 presentan un candidato a la jefatura del gobierno y sólo dos, las del centroizquierda PD de Veltroni y del conservador PDL de Berlusconi, se disputan la victoria.

Sin embargo, hay tres partidos que pueden poner en aprietos a Berlusconi y a Veltroni. Uno es el de centroderecha UDC (Unión Democrática de Centro), dirigido por Pier Fernando Casini, ex aliado de Berlusconi y actualmente uno de sus grandes enemigos. También desde la derecha, la Alianza Nacional, principal aliado del líder conservador, puede traerle dolores de cabeza a Il Cavaliere, mientras que la Izquierda Arcoiris, dirigida por Refundación Comunista, podría quitarle votos a Veltroni.

La mayoría de los líderes de los principales partidos italianos eligió la mañana para votar, entre ellos Berlusconi, a quien los últimos sondeos que pudieron publicarse, con datos de hace quince días, daban como vencedor por una diferencia de 5 a 8 puntos. El magnate de los medios y empresario multimillonario acudió a votar en un colegio electoral de Milán, al norte de Italia, cercado por un grupo de curiosos y periodistas. “¡Silvio, salvanos!”, le gritó un simpatizante. Con 71 años, el ex premier italiano fundó unas semanas antes de los comicios el PDL, aliado con Alianza Nacional y la separatista Liga del Norte.

Por su parte, Veltroni votó en la capital italiana acompañado por su esposa, Flavia, con ropa informal y sin corbata. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, también sufragó en Roma, acompañado por su esposa. “No hagamos perder la concentración a quien vota”, bromeó al ser recibido con aplausos.

Una vez concluidos los comicios, Napolitano deberá elegir a un político de la fuerza más votada para pedirle que forme gobierno mediante la designación del Consejo de Ministros y el presidente de dicho organismo –el primer ministro– que equivale a un gabinete. Luego, el premier presentará un plan de trabajo ante las cámaras y les pedirá su confianza a más tardar el 20 de abril.

Pero no todo es tan fácil. Ante la paridad de fuerzas que hay entre Berlusconi y Veltroni, existe la posibilidad de que nadie obtenga la mitad más uno en el Parlamento y, por lo tanto, el voto de confianza necesario para poner en marcha un nuevo gobierno (ver aparte). De llegar a esta situación, se abre un abanico de posibilidades: que Napolitano llame a otra fuerza para formar gobierno, que se forme una coalición entre los dos grupos principales como ocurrió con el actual gobierno alemán, que se forme una alianza entre una fuerza grande y otra pequeña, o por el contrario que no haya acuerdo y haya que reformar la ley electoral para ir a elecciones generales de nuevo dentro de dos meses.

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