EL MUNDO › BUSH SE DESHIZO EN ATENCIONES PARA RECIBIR AL PRIMER PONTIFICE QUE VISITA LA CASA BLANCA EN VEINTINUEVE AÑOS
El presidente norteamericano brindó en la Casa Blanca por el cumpleaños de Benedicto, que se quedó en la Nunciatura.
› Por Yolanda Monge *
Desde Washington
Benedicto XVI, casi un desconocido para el público norteamericano, tiene la bendición de siete de cada 10 ciudadanos, según el último estudio del Foro Pew sobre Religión. Ayer trató de ganarse el apoyo de los otros tres al amonestar a los obispos estadounidenses por “gestionar muy mal algunas veces” los casos de curas pedófilos. Mientras tanto, su anfitrión, el presidente George Bush vive sus últimos días en la Casa Blanca con uno de los índices de popularidad más bajos de la historia presidencial de Estados Unidos: un 30 por ciento.
La visita a Estados Unidos del jefe de la Iglesia Católica será decisiva en su definición como Papa. Y el hombre sobre el que sus compatriotas no ven la hora de pasar página está ayudando a ello. Hay quien dice que Bush, protestante hasta la médula, es un católico que “no ha salido del armario”. Hasta ahí llega su admiración y afinidad con el Papa. Incluso Rick Santorum, ex senador republicano, ha asegurado que el mandatario número 42 de la nación “es el primer presidente católico, mucho más católico que John Kennedy”, que vivió su fe más como una carga que como una bendición.
Desde que tocó suelo norteamericano –hacía nueve años que un Papa no visitaba Estados Unidos y 29 años la Casa Blanca–, Bush se ha desvivido por agasajar al Pontífice. No sólo fue a buscarlo al aeropuerto y le acompañó hasta la Nunciatura –normalmente los visitantes hacen el viaje solos y luego presentan sus respetos en la Casa Blanca– si no que la noche del miércoles ofreció una cena en su honor en la que además se celebró el 81º cumpleaños de Ratzinger.
Amablemente, Benedicto XVI declinó su asistencia alegando que no sería adecuado. Mientras en la Casa Blanca se levantaban copas en su honor y se brindaba por su cumpleaños, el Papa se unía en oración con los obispos católicos estadounidenses. En ese encuentro, el Pontífice habló de los casos de abuso infantil, que vienen conmocionando a la sociedad estadounidense desde hace ya varios años. Aunque criticó a los sacerdotes involucrados, prefirió colgarle la mayor responsabilidad a la “sociedad”. “¿Qué significa hablar de protección infantil cuando la pornografía y la violencia pueden hoy ser vistas en tantos hogares a través del amplio acceso a los medios?”, alertó.
Benedicto XVI fue recibido por Bush en los jardines de la Casa Blanca con una espectacular ceremonia a la que asistieron unas 13 mil personas. Durante su posterior encuentro en la Casa Blanca, el Santo Padre y el mandatario, entre los varios temas que abordaron, denunciaron “la manipulación” de la religión para justificar el terrorismo.
La imagen del Papa está asociada para muchos a la palabra ortodoxia. Y a pesar de ser eso cierto, sus tres primeros años en el Vaticano han dejado ver que no es el áspero partidario de la disciplina que algunos seguidores esperaban y los críticos temían. Pero como explica John Allen, columnista del National Catholic Reporter, “si se para a un ciudadano católico en medio en la calle puede que sólo diga tres cosas sobre Ratzinger”.
Estas tres certezas sobre Benedicto XVI serían: “Que parece más abierto de lo que esperaban; que se metió en problemas con los musulmanes por unas declaraciones; y que lleva zapatos rojos de Prada”. Allen puntualiza que acertaron en todos menos en uno de los tres puntos. Como todos los papas anteriores durante medio siglo, el actual Pontífice lleva zapatos rojos, pero fabricados a mano por su propio zapatero, nunca por Prada.
Que Benedicto XVI, tímido académico bávaro alemán, sea conocido por haber sido el guardián de la moral y la doctrina vaticana –palabras no muy sugerentes ninguna de ellas– ha hecho que el público tuviera cierto rechazo hacia su persona. Sobre todo si se trata de que pase la comparación con el anterior jefe de la Iglesia, Juan Pablo II. Pero como dice Greg Erlandson, editor del semanario católico de más tirada de Estados Unidos, Our Sunday Visitor, “si las cámaras recogen la intensa mirada que desprenden sus ojos marrones y la gente escucha de verdad sus palabras, Benedicto XVI se convertirá en su Papa-estrella favorito”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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