EL MUNDO › MALESTAR POR EL APOYO DE EE.UU. A ISRAEL
› Por Donald Macintyre *
Desde Jerusalén
El presidente norteamericano George Bush intentó ayer convencer a los escépticos líderes árabes de que para fines de este año existirá un Estado palestino “definido”. Sin embargo, las promesas del mandatario no pudieron acallar las críticas de la región por haberse mostrado demasiado parcial esta semana, al alabar a Israel durante los festejos por el 60 aniversario de la creación del Estado judío.
Bush estuvo ayer en la ciudad de Sharm el Sheik, Egipto, para encontrarse con su par palestino Mahmud Abbas y otros líderes influyentes. Durante las reuniones, algunos aliados de Abbas hicieron escuchar sus diferencias. “Les debería haber dicho a los israelíes que nadie puede ser libre a expensas de otro. Perdió una buena oportunidad y estamos decepcionados”, aseguró Saeb Erekat, uno de los negociadores palestinos en el proceso de paz con Israel.
Lo único que Bush pudo decirles fue que “trabajarían duro” para asegurar un acuerdo que incluya los dos Estados. Según el mandatario, espera hacerlo antes de dejar el cargo, a principio del año próximo. Sin embargo, en su discurso en el Knesset (Parlamento israelí) el jueves pasado Bush no hizo ninguna mención al estado actual de las negociaciones entre la gente de Abbas y del primer ministro israelí, Ehud Olmert.
El diálogo, trabado hace meses, se basaba en un acuerdo base que suponía que Israel aceptaría la creación del Estado palestino cuando sintiera que su seguridad nacional estaba garantizada. Ayer Bush reconoció indirectamente que existe un escepticismo hacia la mediación estadounidense entre los líderes árabes. “El presidente egipcio, Hosni Mubarak, quería asegurarse que mi compromiso con la paz en Medio Oriente era firme y que trabajaríamos duro para conseguir un Estado palestino definido”, señaló durante una conferencia de prensa.
Como en el Knesset, ayer Bush no hizo ninguna mención sobre la ocupación de los territorios palestinos o del avance ininterrumpido de los asentamientos judíos en Cisjordania, una de las pocas políticas de Tel Aviv que Washington critica abiertamente. Pero a pesar de estos recaudos, el mandatario estadounidense no logró ayer esquivar las críticas de la extrema derecha israelí. “Está cambiando su apoyo incondicional a Israel”, aseguró Zevulun Orlev, el líder del Partido Nacional Religioso.
El mandatario estadounidense llegó a Egipto proveniente de Arabia Saudita, en donde no consiguió convencer a sus históricos aliados para aumentar la producción de petróleo para contener los precios internacionales. Durante su estadía en Egipto tiene planeado reunirse, además de con Abbas y Mubarak, con el mandatario afgano, Hamid Karzai, y el rey jordano Abdulá II.
Su reunión con el primer ministro libanés Fuad Siniora se canceló a último momento porque el líder árabe está hasta muy atareado con las negociaciones con la oposición y Hezbolá para poner fin a la crisis política que tiene en suspenso al país hace casi un año. Pero a pesar de su ausencia, la delegación norteamericana ya adelantó que Bush tratará la situación en el Líbano con todos los líderes árabes.
La gira del mandatario estadounidense se cerrará con su participación hoy en el Forum Económico Mundial sobre Medio Oriente, que se realizará a orilla del Mar Rojo. Allí la crisis libanesa, la ambición nuclear iraní y el conflicto palestino-israelí serán los grandes protagonistas.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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