El presidente estadounidense George Bush festejó el primer Día de Solidaridad con el Pueblo Cubano desafiando a Raúl Castro. El mandatario relativizó los recientes cambios en la isla y pidió más. “Ahora que al pueblo cubano se le permite comprar teléfonos celulares, se les debería permitir hablar libremente en público”, aseguró Bush ante un selecto auditorio de líderes republicanos y diplomáticos afines. El mandatario además propuso levantar las restricciones y permitir que los cubano-estadounidenses les envíen celulares a sus familiares en la isla. “Si Raúl está hablando en serio sobre lo que él llama reformas, entonces permitirá que estos teléfonos lleguen a manos de los cubanos”, agregó, sonriente.

Según detalló más tarde el director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Dan Fisk, la medida podría entrar en vigencia dentro de dos semanas. Los celulares serían comprados y registrados en Estados Unidos, pero tendrían cobertura total en la isla. La factura, claro está, la pagarían en Miami. Con esto, el presidente Bush dijo combatir la “injusticia” de permitir la venta de productos a los que no puede acceder la mayoría de los cubanos. Hace dos meses, el gobierno de Raúl Castro anunció que liberalizaba la venta de líneas de teléfonos celulares, un beneficio hasta entonces limitado a los extranjeros y funcionarios.

El acto, que coincide con el 106º aniversario de la independencia cubana, estuvo plagado de llamados al “patriotismo cubano” y a fortalecer el “vínculo histórico” entre la isla y su antiguo aliado, Estados Unidos. “Acercarse al gobierno cubano sería fortalecerlo”, aseguró Carlos Gutiérrez, el secretario de Comercio norteamericano. El máximo funcionario de origen cubano en ese país contestó así a los pedidos que venían haciendo los anticastristas en Miami para flexibilizar el bloqueo contra la isla, especialmente el régimen de viajes y de remesas.

“No hay una fórmula, y manejar las relaciones exteriores con una fórmula es un poco peligroso. Cada situación es diferente, y en este momento acercarse al régimen de Cuba sería fortalecerlo, sería darle la legitimidad que no se merece, y sería cimentar su autoridad”, explicó Gutiérrez, ganándose de a poco al auditorio. Como toda reunión de cubanos, la música no estuvo ausente. Cantaron varios artistas cubano-estadounidenses y el cierre lo reservaron para el himno nacional cubano.

La ceremonia en Washington fue seguida en vivo en La Habana por más de un centenar de cubanos disidentes, desde la Oficina de Asuntos Norteamericanos, la única sede diplomática que tiene ese país en la isla. “En este Día de Solidaridad, pedimos especialmente a Dios Todopoderoso que consuele y refuerce a los que sufren bajo la dictadura de Castro y que acelere el día en que se acabe el sufrimiento de los cubanos”, aseguró Bush, acentuando cada palabra. Desde La Habana, su pequeño público estalló en aplausos y gritos de agradecimiento.

Fuera de la sede diplomática norteamericana, nadie comentó públicamente el discurso de Bush. El contraataque, en cambio, vino de Venezuela. “El mundo agradece a Dios que pronto you finish, y detrás de ti, caballero de la muerte y el terror, se irá progresivamente por la misma puerta el funesto imperio norteamericano”, dijo Hugo Chávez, con una sonrisa tan grande como la que había mostrado Bush horas antes. “Si Dios va a acelerar algo, ya lo está acelerando Mister Bush, es el fin del imperio norteamericano. Lo aceleran la historia y el tiempo”, agregó durante un mensaje a la nación.