Dom 22.09.2002

EL MUNDO  › EL CANDIDATO DEL PT ARRASA EN LAS ULTIMAS ENCUESTAS

El imparable ascenso de Lula

A menos de tres semanas de las elecciones generales, la intención de voto por Luis Inácio Lula da Silva aumentó ayer a un 44 por ciento. Aquí, la crónica de un día en el corazón de su campaña.

Por Francesc Relea *
Enviado especial a Mauá, San Pablo

“Quiero probar que es posible que un tornero mecánico logre en este país lo que la elite brasileña no consiguió.” Con estas palabras concluye el mitin. La voz ronca del candidato resuena con fuerza a través de los altavoces ante un auditorio entregado, que enarbola pancartas y banderas rojas. Está en uno de sus principales feudos. En Mauá vive gran parte de los trabajadores del cinturón industrial de San Pablo, la megalópolis brasileña donde Luis Inácio Lula de Silva dio sus primeros pasos como sindicalista metalúrgico. En estos pagos fundó en febrero de 1980 el Partido de los Trabajadores (PT), junto a otros sindicalistas, intelectuales, políticos, religiosos y representantes de movimientos sociales. A los 56 años, quiere demostrar que Brasil, los brasileños y él mismo han cambiado. Y que es posible que un trabajador, autodidacta en su formación, llegue a la presidencia de la nación de mayor peso de toda América del Sur. Lo intentó en tres ocasiones. Ahora está más cerca que nunca de lograrlo.
A menos de tres semanas de las elecciones brasileñas, el candidato del PT a la Presidencia de la República ha aumentado de modo espectacular su ventaja en todos los sondeos, que lo dan como seguro vencedor en la primera vuelta del próximo 6 de octubre. La última encuesta que se divulgó ayer, realizada por el instituto Datafolha, en base a datos recogidos el jueves y viernes, le concedió un 44 por ciento de la intención de voto. Un porcentaje que supera con creces el mejor resultado obtenido por Lula en una elección. A más de 20 puntos de diferencia, ocupa la segunda posición en las intenciones de voto José Serra, candidato del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB), que ha gobernado Brasil durante los últimos ocho años, bajo Fernando Henrique Cardoso. Las luces de alarma se han encendido en las filas del oficialismo en las últimas horas, ante las enormes dificultades del candidato presidencial para reducir la distancia que lo separa de Lula y las cifras de un último sondeo que colocan al candidato del PT en un cómodo primer lugar, a Serra con el 19 por ciento mientras que los otros dos principales candidatos, Anthony Garoti-
nho (ex gobernador de Río de Janeiro), por el Partido Socialista Brasileño (PSB), subió a 15 por ciento, y Ciro Gomes (ex gobernador del estado de Ceará), por el Frente Laborista, se ubica cuarto con 13 por ciento. El temor en el cuartel general de Serra es que un nuevo aumento de Lula en las encuestas pueda provocar una desbandada de votos a su favor e, incluso, la retirada de algún candidato. Todo ello posibilitaría lo que hasta ahora nadie contemplaba y que es el sueño del equipo de campaña del PT: una victoria tan amplia en la primera vuelta que haga innecesario el segundo turno.
El nerviosismo ha hecho mella de nuevo en los mercados. Después de una semana relativamente tranquila, el dólar osciló al compás de las encuestas. El índice Bovespa de la Bolsa de Sao Paulo cayó. El economista Alexandre Schwartsman, del Banco de Brasil, se refiere a las sacudidas del mercado en estos términos: “Hay números positivos que indican que la balanza comercial brasileña puede estar más fuerte de lo que indican las cifras oficiales, pero el recelo político prevalece. Hoy, el miedo a la encuesta es más fuerte que el resultado de la encuesta en sí mismo. Hay una industria de rumores”.
En Mauá, miles de seguidores petistas gritan “Brasil presente, Lula presidente”. Aloizio Mercadante, uno de los mejores economistas del PT y candidato a senador por San Pablo, proclama a los cuatro vientos: “Vamos a ganar las elecciones en la calles y en las plazas. Están desesperados porque creían que San Pablo era suyo y ven cómo crecen los candidatos del PT”. Mercadante es un excelente orador, capaz de encender los ánimos más apagados. Un inmejorable telonero para el candidato a presidente que fustiga sin piedad a los adversarios. “Hablan de gente preparada para gobernar. ¿Y Mandela? Pasó años en la cárcel y nunca tuvo un cargo públicohasta llegar a la Presidencia de Sudáfrica. Necesitamos de hombres como Mandela y como Lula.”
Finalmente, habla el candidato número uno. El antiguo sindicalista se dirige a trabajadores y a muchos hombres y mujeres, que, sin duda, están desocupados. El desempleo es el tema dominante de su mitin. “Posiblemente no ha habido nunca un gobernante en Brasil que supiera concretamente lo que es el desempleo.” Lula sí. Recuerda, con amargura, los 11 meses que estuvo sin trabajo en 1965. Cuando recorría las fábricas de Mercedes Benz, Ford, Volkswagen y regresaba a las cuatro de la tarde con las manos vacías, y su hermano le decía: “Lo que pasa es que no querés trabajar”. “Pienso en la cantidad de gente que está pasando por la misma situación hoy. Los jóvenes que salen de casa por la mañana sin una triste esperanza de encontrar trabajo. Hoy ninguna empresa ofrece empleo. Se acabó. Este gobierno acabó con nuestro país.”
En un discurso didáctico, Lula promete el cambio, porque dice estar convencido “de que Brasil tiene condiciones para cambiar”. Y, dirigiéndose a los otros candidatos que le acompañan en el estrado, dice: “Nadie está pidiendo mucho. Este pueblo que está aquí no pide mucho. Apenas quieren el derecho al trabajo, a la vivienda, al estudio, a la cultura y al deporte. No piden nada más de lo que ya está en la Biblia, en la Constitución, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Aquí no hay un pueblo que quiere más, sino un gobierno que da menos de lo que el pueblo tiene derecho”.

* De El País de Madrid.
Especial para Página/12

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