EL MUNDO › SEGúN EL CONGRESO, EL SUBMARINO FUE POLíTICA DE ESTADO
Las técnicas de interrogatorio en las cárceles de Guantánamo y Abu Ghraib provinieron, en gran mayoría, de un programa militar del ejército de Estados Unidos. Una de ellas actualmente la utiliza la CIA en la lucha antiterrorista.
No se trataba de algunas manzanas podridas sino del Pentágono. Una investigación del Congreso de Estados Unidos reveló que muchas de las torturas utilizadas en las cárceles de Guantánamo y Abu Ghraib fueron diseñadas por el Departamento de Defensa en 2002, según informó ayer el diario The Washington Post. “Algunos sugirieron que los abusos cometidos en la cárcel de Abu Ghraib en Irak y Guantánamo (en Cuba) fueron resultado de manzanas podridas, pero altos funcionarios del gobierno indagaron sobre las técnicas, deformaron la ley para crear la apariencia de su legalidad y las autorizaron”, dijo el senador demócrata Carl Levin.
Después de que el congresista Dennis Kucinich intentara iniciar la semana pasada un juicio político a George W. Bush por mentir para invadir Irak y aplicar la tortura, el Congreso, dominado por los demócratas, le asestó un revés al presidente norteamericano. El Comité de Servicios Armados del Senado, presidido por Levin, concluyó que William Haynes, entonces abogado del Departamento de Defensa, y otros funcionarios de la cartera solicitaron en julio de 2002 ideas a militares para desarrollar métodos duros de interrogatorio, según informaron congresistas al Post.
En respuesta, los jerarcas del Pentágono obtuvieron una lista de técnicas que incluía el waterboarding –práctica de ahogamiento–, posiciones estresantes, privación de los sentidos y del sueño, cachetazos y el uso de capuchas. Muchos de estos métodos fueron aprobados en octubre de ese año por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, señaló el diario The New York Times.
Las prácticas no nacieron de un repollo. Como figura en cartas y otras evidencias, en su gran mayoría provinieron de un programa militar del ejército de Estados Unidos, conocido como Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape (SERE). El curso fue creado para enseñarles a los soldados norteamericanos cómo soportar los interrogatorios de los enemigos. Una de las técnicas del programa es el waterboarding, que actualmente utiliza la CIA. “Si usamos las mismas técnicas ofensivamente contra los detenidos, significa para el mundo que tienen el sello de aprobación de Estados Unidos”, dijo Levin, en la sesión del comité.
Pero no todos estuvieron de acuerdo con el proyecto del Pentágono. La investigación muestra también que abogados militares manifestaron objeciones sobre la legalidad de dichas prácticas en noviembre de 2002, antes de que Rumsfeld las aprobara.
Ahora las nuevas evidencias ponen en cuestión las versiones sostenidas por la administración de Bush, que descargaban la responsabilidad del uso de las técnicas en los militares de Guantánamo. En 2006, Haynes sugirió a un panel del Senado que había solicitado información sobre técnicas duras de interrogatorio en octubre de 2002, cuando comandantes de Guantánamo le pidieron autorización para utilizarlas. El subordinado de Rumsfeld renunció en febrero a su cargo y ayer debía declarar en el Congreso.
Sin embargo, Levin cree que las pruebas recopiladas tras la investigación que realizó su comité durante 18 meses muestran otra cosa: “Cómo las técnicas –utilizadas por el ejército para resistir interrogatorios– fueron invertidas y sancionadas por altos líderes para su uso ofensivamente contra los detenidos”, señaló.
Haynes no es el único involucrado. Cuando el abogado del Pentágono viajó a Guantánamo en septiembre de 2002 para conversar sobre las técnicas, dijo un congresista, fue acompañado por el jefe de staff del vicepresidente Dick Cheney, David S. Addington. La visita a la base militar ubicada en Cuba y el esfuerzo por reunir métodos de interrogatorio demostraría que los funcionarios de Defensa estaban tratando de desarrollar una política formal antes que los bajos mandos de la cadena en Guantánamo les pidieran ayuda, añadieron los legisladores consultados.
Con todo, la Casa Blanca considera que todo ha sido legal. “Nuestra política ha sido tratar a estos detenidos humanamente y trabajar a través del Congreso”, se defendió el vocero Tony Fratto.
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