EL MUNDO
Un desayuno que terminó con un Bush a la parrilla
George W. Bush no logró las “manos libres” que pedía del Congreso en relación a Irak, y aceptó una resolución muy condicionada.
Por Enric González *
Desde Washington
George W. Bush cedió ayer ante la minoría demócrata de la Cámara de Representantes, y pactó un borrador de resolución sobre Irak que no le dejaba las manos tan libres como pedía. El líder demócrata en la Cámara, Dick Gephardt, definió así el espíritu del acuerdo: “Vía diplomática si podemos, vía militar si debemos”. Bush habló de “compromiso histórico”. El presidente tendrá que apurar todas las opciones diplomáticas, cooperar con la ONU, informar de sus planes al Congreso y limitar a territorio iraquí cualquier operación bélica. El preacuerdo, que se votará la semana próxima, refleja los apuros de la Casa Blanca tras el compromiso alcanzado entre Irak y los inspectores de la ONU.
Bush corre contra el reloj. Quiere una nueva resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y que antes de que se establezcan nuevas reglas para la inspección de armamento las dos cámaras del Congreso respalden sus palabras contra Saddam Hussein, y le conviene mucho lograr sus objetivos antes de que, en dos semanas, los inspectores de Hans Blix regresen a Bagdad. Encajonado en un plazo tan breve, no le queda más remedio que hacer concesiones a la oposición demócrata y, muy probablemente, a los demás miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
El primer paso atrás se escenificó durante un desayuno en la Casa Blanca. El presidente invitó a los líderes republicanos y demócratas de ambas cámaras y renunció a su exigencia de “manos libres” respecto a Irak. El texto que el gobierno había enviado dos semanas atrás como base para los debates parlamentarios se dejó de lado. Casi todas las condiciones planteadas por los demócratas fueron aceptadas y el líder de la oposición en la Cámara de Representantes, Dick Gephardt, se dio por satisfecho. Horas después comenzaron los debates en comisión y se daba por seguro que la semana próxima, tras un par de sesiones plenarias, la Cámara de Representantes iba a respaldar muy mayoritariamente una resolución de consenso sobre el uso de la fuerza contra Saddam.
Las cosas estaban menos claras en el Senado, donde los demócratas disponen de mayoría, pero el jefe de filas de la oposición, Tom Daschle, calificó de “productivo” el desayuno y anticipó que, al final del proceso, la Casa Blanca obtendría el respaldo de la Cámara alta.
Los puntos básicos de la resolución pactada entre la Casa Blanca y la Cámara de Representantes fueron los siguientes:
- La Cámara apoya la voluntad del presidente de conseguir una nueva resolución de la ONU y reanudar las inspecciones bajo directrices mucho más estrictas.
- Cualquier acción bélica se circunscribe a Irak (no a toda la región como quería Bush), y deberá atenerse a las directrices de la ONU.
- La presidencia se compromete a no detraer recursos de la guerra contra Al-Qaida si hay guerra en Irak.
- El presidente tendrá que explicar ante el Congreso, antes de lanzar un ataque, por qué han fallado las vías diplomáticas.
- El presidente comparecerá ante el Congreso al menos cada dos meses para detallar sus planes militares y sus proyectos para la pacificación y reconstrucción institucional de Irak.
En su conclusión, el borrador negociado durante el desayuno establece lo siguiente: Se autoriza al presidente “el uso de las fuerzas armadas de Estados Unidos como determine necesario y adecuado, para uno, defender los intereses de la seguridad nacional de Estados Unidos frente a la continua amenaza planteada por Irak y dos, forzar el cumplimiento de todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU relacionadas con Irak”.
En una breve ceremonia organizada para escenificar el acuerdo, en los jardines de la Casa Blanca, Bush dio un breve discurso en que prometiómantener la “unidad nacional” durante toda la crisis con Irak y habló de sus proyectos para después de una guerra que los parlamentarios republicanos daban por segura: “Mantendremos la unidad territorial de Irak y haremos lo necesario para lograr su reconstrucción y su democratización”, dijo. En la calle, junto a la verja de la Casa Blanca, un grupo de mujeres protestaba contra la guerra.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
Subnotas