Desde Bruselas

La policía belga anunció el jueves el desmantelamiento de un nutrido grupo de islamistas, uno de cuyos integrantes, al menos, parecía dispuesto a inmolarse en un atentado suicida. Las detenciones se produjeron horas antes de que comenzara el Consejo Europeo. Fuentes de la fiscalía indicaron que la cumbre catalizó la actuación policial en previsión de que el objetivo del hipotético atentado fueran los líderes de los Veintisiete. La noticia fue recibida sin mayor alarma en la sede del Consejo por los portavoces de la presidencia francesa y del propio Consejo. Incluso la policía que vigila los alrededores del edificio parecía ajena al golpe asestado por sus colegas en Bruselas (15 detenciones) y en Lieja (un arresto).

“No sabemos dónde se iba a realizar este atentado suicida”, declaró en conferencia de prensa el fiscal general Johan Delmulle. “Podría tratarse de una operación en Pakistán o en Afganistán, pero no hay que excluir que el objetivo estuviera en Bélgica o en cualquier otro lugar de Europa.” Las detenciones estuvieron precedidas de largos meses de investigaciones, según responsables policiales, en las que se detectaron movimientos desde y hacia Afganistán y Pakistán junto a la despedida, en términos definitivos, de sus allegados de uno de los detenidos, el presunto terrorista suicida. “Estas informaciones, unidas al hecho de que hubiera una cumbre en Bruselas, no nos dejaban otra salida que intervenir”, explicó Delmulle.

Según las fuentes oficiales belgas, la operación arranca en una alerta lanzada ahora hace un año sobre un posible atentado terrorista en la capital belga. Durante las pasadas fiestas de Navidad, la ciudad fue colocada en estado de máxima vigilancia, con suspensión de vacaciones de la policía incluida, sin que entonces los responsables llegaran a justificar de forma creíble la alarma.

Bélgica tiene una nutrida población musulmana, en la que resultaría fácil camuflarse a potenciales terroristas. El país quedó sorprendido hace tres años cuando una belga casada con un islamista se inmoló en un atentado en Irak. En septiembre de 2001 salieron de Bruselas, haciéndose pasar por periodistas, los dos hombres que murieron en el atentado suicida contra el dirigente afgano Ahmed Shah Masud. La viuda de uno de ellos, Malika el Arud, llamada la leyenda viva de Al Qaida, es una de las personas detenidas ayer junto a su segundo marido.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.