EL MUNDO
“Así cualquiera se hace terrorista”
Alain Joxe, proeuropeo y crítico de EE.UU., es ampliamente respetado en Francia. Aquí, sus opiniones sobre Medio Oriente.
Por Eduardo Febbro
Desde París
El conflicto israelo-palestino ha alcanzado lo que los analistas europeos llaman “una velocidad de crucero infernal”. Después de las acciones terroristas del 11 de septiembre y al cabo de la derrota del régimen talibán en Afganistán, el proceso de paz en Medio Oriente es una hoja muerta que cubre cada semana decenas de muertos y heridos. Según los observadores del viejo continente, nada de lo que está ocurriendo hubiese pasado sin el visto bueno de la administración Bush. Alain Joxe, director de estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, director del grupo de Sociología dela Defensa y fundador del Centro Internacional de Investigaciones sobre la paz (CIPRES), no esconde su decepción por la forma en cómo se desencadenaron los hechos luego del 11 de setiembre.
–Lo que está ocurriendo en Medio Oriente es como la muerte de las expectativas de un arreglo global de la crisis israelo-palestina. Tras los atentados del 11 de septiembre muchos analistas pensaron que las alianzas iban a cambiar pero en vez de eso, finalmente, la política norteamericana se radicalizó en favor de Israel.
–En algún momento pensé que Washington cambiaría de actitud para compensar la oposición tajante de parte del mundo árabe e islámico a raíz de las represalias lanzadas en Afganistán. Fue una mera ilusión. Lo que Estados Unidos está haciendo ahora es grave. De repente se nota que en Estados Unidos hoy está en el poder una ultraderecha religiosa y muy fuerte. Este planteo deja a los europeos un poco sin palabras. Por eso creo que la dimensión de los atentados del 11 de septiembre es lo suficientemente importante como para que el debate se prolongue por mucho tiempo, incluso en Estados Unidos.
–La política de George Bush difiere en mucho de la de Clinton. Con su pasividad, la administración Bush parece jugar la carta de Sharon.
–Probablemente Clinton era lo que se puede imaginar como parte de la izquierda norteamericana. Los republicanos que están actualmente en el poder son de ultraderecha y a esa ultraderecha no le importa en lo más mínimo que mueran inocentes en causas turbias. Hay que ver cómo hará Europa para salir de esta contradicción con su principal aliado mundial. Hasta los ingleses, que no son sentimentales, empiezan a entender que en todo esto hay algo muy malo para la seguridad del mundo. La situación en Israel es escandalosa. Además de ser militarmente mucho más fuerte que los palestinos, Israel tiene un apoyo total de Estados Unidos, con lo cual los israelíes se vuelven locos. Lo que está pasando es una consecuencia del apoyo norteamericano. No existe ningún límite en lo que se puede autorizar hacer. Eso constituye una catástrofe para Israel. Cuando un poder militar dominante empuja a la desesperación más absoluta a una población ocupada, resulta evidente que esa población se vuelve terrorista. Para eso ni siquiera hace falta que exista una red terrorista. Estamos muy lejos de la Segunda Guerra Mundial, pero no tanto como para que sus protagonistas hayan muerto. En Israel siguen siendo ex víctimas de la Shoa, es cierto. Pero esta no es una razón para dejar que los militaristas que están en el poder hagan cualquier cosa. Esos militares provocan permanentes disturbios con respecto a los derechos humanos de los palestinos, y esto desde hace 30 años. No se trata de una cuestión del momento sino de un abuso que remonta a una generación y media a lo largo de la cual ha habido constantes violaciones de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Todo eso ocurre a causa del apoyo total de Estados Unidos. En esas condiciones es utópico esperar que los palestinos pongan fin a los atentados contra Israel. Es imposible. Si Israel destruye 70casas en las fronteras con Gaza, es evidente que entre los habitantes de esas casas hay por lo menos 4 o 5 que se van a decir: “a mí que me importa, ahora me vuelvo un terrorista”. Estoy convencido de que si hubiese perspectivas la espiral de la violencia se detendría. Creo que el proceso de paz se dio vuelta con el asesinato de Rabin. Imagínese si en Francia se hubiese asesinado al general De Gaulle, nadie sabe cómo habría terminado la guerra de Argelia.
–¿Y Europa? ¿Los europeos pueden llegar a formar un bloque coherente capaz de revertir la situación actual?
–Creo que Europa tiene un papel muy importante para jugar en este momento. No digo que Europa deba asumir una actitud conflictiva sino que tiene que crear las condiciones para la paz. Es urgente. Hace muchos años que falta inteligencia para poner fin a esta situación. Hay un problema de derecho y también un problema de sentido común. Por eso insisto en decir que no se puede ayudar a la gente que pierde la cabeza instándola a que pierda aún más la cabeza, y eso es lo que está haciendo Estados Unidos con Israel. Arafat está hoy en una posición muy débil y además los israelíes pueden matarlo cuando quieran. Si no está muerto es sencillamente porque no quieren matarlo. Creo, no obstante, que se puede impedir que Arafat muera. Por ejemplo, hubo una acción muy fuerte de parte de la Unión Europea. Durante una semana, Arafat estaba prácticamente muerto pero la presión de Francia primero y luego la intervención de la Unión Europea lo salvaron. Cuando una delegación de todos los embajadores europeos visitó a Arafat en momentos en que éste estaba sitiado por los tanques israelíes, Israel dio marcha atrás. La Unión Europea demostró que no aceptaba ese tipo de asesinatos y que Arafat era un interlocutor reconocido por la comunidad internacional.