Tres días después de que un tirador palestino abriera fuego contra israelíes en el centro de Jerusalén, con un saldo de 30 heridos y dos muertos, otras 25 personas resultaron heridas ayer –tres de ellas graves– en un atentado por un hombre-bomba en el centro de Tel Aviv. El atentado se produjo pocas horas después de que el ejército israelí asesinara a uno de los responsables militares del ejército secreto de Hamas en Gaza, al disparar desde un helicóptero dos misiles contra el coche en que circulaba. Israel culpó a la organización Yihad Islámica por los hechos de ayer, aunque dijo que la responsabilidad última recaía sobre la Autoridad Palestina de Yasser Arafat. Por la noche, esta acusación se convirtió en fuego: aviones israelíes F-16 bombardearon posiciones palestinas en las ciudades de Gaza y Tulkarem (Cisjordania) y responsables de seguridad advirtieron a los responsables palestinos que evacuaran los edificios oficiales en Belén (también en Cisjordania) porque iban a ser atacados.
El paseo peatonal de Neve Shaanan, al sur de Tel Aviv, cerca de la antigua estación de autobuses, uno de los lugares más deprimidos de la ciudad, refugio de los bebedores rusos y rumanos, de prostitutas baratas, donde los cabarets de mala nota se alternan con bares, garitos y locutorios de teléfonos, se vio sacudido ayer a las 11 de la mañana por la explosión del hombre-bomba. Los restos del cuerpo del suicida salpicaron la fachada del Bar Maestro, alcanzaron el quiosco de loterías y quinielas contiguo y quedaron esparcidos por todo el pavimento de la calle en un tramo de unos 20 metros. La onda expansiva hirió además a más de una veintena de personas, entre los que se encontraban un grupo de viandantes y vecinos de varias viviendas cercanas, cuyas ventanas quedaron destrozadas. La policía encontró cerca de los restos del suicida restos de lo que podía haber sido una maleta, con huellas de haber contenido explosivos y clavos. Unos metros más allá los investigadores localizaron una segunda maleta con más explosivos y un arma automática, pruebas evidentes que la operación tenía una segunda fase, que no llegó a consumarse.
Según los investigadores, la forma y sobre todo el lugar donde se produjo el atentado, frecuentado en su mayoría por inmigrantes del Este, obreros clandestinos de origen africano o asiático, lleva a considerar la posibilidad de que el hombre-bomba haya estallado accidentalmente, mientras se dirigía a cualquier otro punto de Tel Aviv, más concurrido por ciudadanos judíos. No se descarta la posibilidad de que el suicida, como lo han hecho anteriormente otros terroristas, hubiera simplemente pernoctado en la zona.
El atentado se produjo pocas horas después de que el ejército israelí matara en Jan Yunes, al sur de la Franja de Gaza, a uno de los responsables militares de Hamas; Ali Bakr Hamdan de 26 años, el quinto dirigente de las Brigadas de Ezzedine-Al-Kassam abatido en poco menos de una semana. La muerte de este responsable militar, por misiles lanzados por un helicóptero de combate, fue la excusa para que otros dos activistas de Hamas intentaran una operación suicida contra un asentamiento de Gaza, que quedó desbaratada por los disparos de los soldados, que mataron a los muchachos cuando trataban de infiltrarse en la colonia judía.
Por la noche, las represalias estaban en marcha, y el empleo de F-16 –un avión vendido por EE.UU.–, sugería el pleno respaldo de Washington.