Sáb 02.11.2002

EL MUNDO  › VLADIMIR PUTIN IMPONE UNA CENSURA DE PRENSA SIN PRECEDENTES

¿Quién dijo que no hay Zar en Rusia?

Una ley aprobada por el Parlamento ruso impuso una censura periodística sin precedentes sobre todo lo que tenga que ver con la guerra de Chechenia. También se resolvió que los cadáveres de los secuestradores del teatro no serán devueltos a sus familiares y serán enterrados en tumbas secretas.

Después de la masacre, la represión. Ese parece ser el rumbo que está tomando la Rusia de Vladimir Putin, luego de la toma de 800 rehenes por terroristas en el Teatro Dubrovka de Moscú y una operación de rescate con gas que terminó en más de 90 rehenes y 50 terroristas muertos por el empleo de un gas opiáceo para desalojar la sala. Ayer las cosas se pusieron peor: el Parlamento ruso aprobó una ley que representa un límite sin precedentes a la libertad de prensa. La medida prohíbe divulgar cualquier información sobre la guerra en Chechenia, operaciones antiterroristas, “secretos de Estado” o cualquier dato sobre armamento o explosivos. También prohíbe difundir opiniones contrarias a estas operaciones o a favor de la causa separatista chechena.
En un ajetreado día para los legisladores rusos, la Duma del Estado (cámara baja del Parlamento) aprobó ayer dos leyes que son una nueva muestra de la mano dura del presidente Vladimir Putin. La primera es una enmienda a la ley de antiterrorismo que dictamina que los cadáveres del grupo comando que durante tres días secuestró a más de 800 rehenes sean enterrados en un lugar secreto. La enmienda, propuesta por la comisión parlamentaria sobre seguridad y apoyada por el Poder Ejecutivo, fue aprobada por 288 votos con apenas uno en contra. Hasta ahora, la norma había sido entregar los cadáveres de los rebeldes muertos en Chechenia a sus familias. De todos modos, antes de que sea promulgada por el presidente Putin, esta medida aún debe ser sancionada por la cámara alta. Además, los diputados aprobaron una nueva ley de prensa que prohíbe divulgar información “que revele métodos técnicos especiales y tácticas de una operación antiterrorista de las fuerzas de seguridad”. También prohíbe emitir imágenes y declaraciones que puedan alertar sobre los preparativos de una operación de seguridad y poner en peligro la vida de los participantes en la operación y de la gente dentro o fuera de la zona en conflicto. Tampoco se podrá difundir comentarios que sirvan como “propaganda terrorista” o “justifiquen la actividad extremista”, así como citas textuales de personas contrarias a una operación antiterrorista.
La medida fue votada por 231 diputados oficialistas, contra 106 que votaron en contra, legisladores liberales y de izquierda en su mayoría. La ley también prohíbe informar sobre la guerra que libra el ejército ruso contra los rebeldes separatistas en la república de Chechenia, una “operación antiterrorista”, según las autoridades. De ahora en adelante, la prensa no podrá difundir opiniones en contra de las operaciones de las fuerzas ni a favor de la resistencia chechena. También se prohíben las informaciones sobre las unidades de elite que participen en las operaciones, las comisiones encargadas de manejar situaciones de crisis, “secretos de Estado” o cualquier otro dato sobre armamento, municiones y explosivos. Esta medida también debe ser ratificada por la cámara alta del Parlamento.
El secretario de la Federación Rusa de Periodistas, Igor Yakovenko, dijo que es probable que el gobierno ejerza una “censura total” y que el texto de la ley no aclara cuál será el organismo responsable de decidir si un informe representa una amenaza a una acción antiterrorista. Por su parte, la radio Eco de Moscú, que se caracteriza por sus encendidas críticas al gobierno de Putin, hizo una encuesta entre su audiencia. Según ésta, la mayoría de los oyentes consideró que, durante la toma de rehenes, los medios ayudaron considerablemente a que se entendiera qué estaba pasando dentro del teatro. En medio de las críticas de los medios rusos al presidente Putin, el ex mandatario soviético Mijail Gorbachov lo respaldó por decidir reprimir la toma del teatro y comparó el secuestro del teatro Dubrovka con la tragedia del 11 de septiembre en los Estados Unidos. “La toma de rehenes no tiene precedentes en su brutalidad y cinismo”, dijo el ex presidente. Y agregó que “en esa situación extrema, Putin dio pruebas de su capacidad de mando y mantuvo la situación bajo control”.
Pero no todo salió a pedir de Putin. El jueves, las autoridades rusas pidieron a la justicia danesa que extraditara al ex viceprimer ministrochecheno Ajmed Zakayev, que se encuentra detenido en Copenhage desde el miércoles por pedido de Rusia. Zakayev había asistido al polémico Congreso Mundial Checheno, una reunión de intelectuales exiliados chechenos organizada en Copenhague y que los funcionarios rusos habían intentado prohibir ni bien comenzó la toma de rehenes en Moscú la semana pasada. Zakayev también es escritor y actúa como enviado personal del presidente separatista Aslan Masjadov. Por su parte, la ministra de Justicia danesa, Lene Espersen, afirmó ayer que el material enviado por los rusos para fundamentar la orden de extradición es “poco serio e insuficiente”. Y afirmó que si las autoridades rusas no envían documentos concluyentes antes del 30 de noviembre, Dinamarca dejará libre a Zakayev y no lo extraditará. Para el Kremlin, el ex funcionario checheno es uno de los responsables de la toma de rehenes en Moscú.

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