Por Manuel Justo Gaggero *

El pasado 20 de octubre, los ecuatorianos, mayoritariamente, eligieron al coronel Lucio Gutiérrez para dirigir los destinos del país. Para la segunda vuelta las encuestas le dan más del 50 por ciento de intención de voto. Respaldado por la Confederación de Pueblos Indígenas, estigmatizado por golpista por encabezar la insurrección popular que derrotó al presidente Jamil Mahuad en enero de 2001, este militar se define como bolivariano, simpatizante del proceso que encabeza Chávez en Venezuela y partidario de la Unidad Latinoamericana.
Ecuador tiene una superficie de 284.000 kilómetros cuadrados, y más de 14 millones de habitantes. Dividido en tres regiones naturales: la costa, la sierra y la selva, el 33 por ciento de su población se dedica a la agricultura y más del 50 por ciento son indígenas nucleados en la Confederación que apoyó a Gutiérrez. Dolarizada su economía con una fuerte caída del salario y un aumento de la desocupación, los ecuatorianos abandonaron su preferencia por los partidos tradicionales, identificando al ex militar como el que podía expulsarlos del poder.
Cuando el domingo 20 arribaron las primeras urnas a la ciudad de Quito, la capital de la República, los simpatizantes de los dos candidatos favoritos de las encuestas, Borja (socialdemócrata) y Roldós (socialista), creyeron que se confirmaban las encuestas. Sin embargo, y a medida que iban ingresando las urnas con los votos del movimiento indígena –Pachakutik– “Lucho”, como le llaman sus simpatizantes, canalizó una porción sustantiva del voto de las provincias más deprimidas del Amazonia y de la serranía andina, caracterizadas por niveles de pobreza del 90 por ciento y con un 30 por ciento de analfabetos.
Este resultado electoral se enmarca en una América latina en la que triunfa Lula con más de 50 millones de votos, se frena el intento de golpe militar contra el coronel Hugo Chávez en Venezuela, crecen los votantes de Evo Morales en Bolivia, el Frente Amplio en el Uruguay ya cuenta con más del 57 por ciento de intención de voto y resiste la Cuba de Fidel el constante hostigamiento norteamericano. El sueño americano de San Martín, Bolívar y el Che vuelve nuevamente a ser posible en un continente que rechaza el modelo neoliberal.
* Abogado y director de la revista Diciembre 20.