EL MUNDO
› LOS ISLAMISTAS TURCOS ARRASARON EN LAS LEGISLATIVAS DE AYER
Que se vayan todos y venga el Islam
Luego de una crisis económica como la argentina, Turquía eligió a un partido islamista para que gobierne un Estado laico. Los partidos tradicionales ni siquiera llegaron al Parlamento.
Por Owen Bowcott *
Desde Ankara
El establishment secular turco sufrió anoche un terremoto, luego de que se confirmara el arrasador triunfo del partido moderado islamista Justicia y Desarrollo (AK) en las elecciones legislativas de ayer, en las que obtuvo una mayoría absoluta en el Congreso. Escrutado el 70 por ciento de los votos, el AK obtuvo el 34 por ciento, o sea 362 de los 550 escaños en el Parlamento. De esta manera, el AK, cuyo líder Recep Tayyip Erdogan fue inhabilitado como candidato, se convirtió en el primer partido islamista en llegar al poder por sus propios medios desde la fundación de la República Turca en 1923. Un dirigente de AK, que quizás sea el premier, dijo que se opondrá a una guerra contra Irak. Turquía es un aliado estratégico de Estados Unidos.
La fuerza del mandato obtenido por el AK pondrá en alerta a los partidos tradicionales y al poder militar de Turquía, que creen que el partido está escondiendo una agenda islamista dura para socavar las bases laicas del Estado. Y esto puede ocurrir por el hecho de que para realizar cambios en la Constitución se necesitan 360 diputados, esto es, las dos terceras partes del Parlamento, sin necesidad de un referéndum previo.
La última vez que los islamistas estuvieron en el poder fue luego de las elecciones generales turcas en 1997, pero se trataba de una coalición de partidos donde los islamistas no tenían tanto peso y terminaron siendo sacados del poder por el ejército turco. En el caso de las elecciones de ayer, las fuentes militares no quisieron comentar el resultado.
Además del AK, sólo el Partido Republicano del Pueblo (CHP) obtuvo más del 10 por ciento de los votos y podrá ocupar otros escaños parlamentarios. El CHP logró el 19 por ciento y 181 diputados. Hasta ahora, ninguno de los tres partidos en el poder –el Democrático de Izquierda (DSP), Acción Nacionalista (MHP) y Madre Patria (ANAP)– superan el 10 por ciento, por lo que no tendrían representación parlamentaria. Cuando el premier turco Bulent Ecevit, que por quinta vez ocupa este cargo, reconoció la derrota ante los medios, se manifestó decepcionado por el exiguo 1,3 por ciento que obtuvo su partido, el DSP. Los comicios fueron adelantados 18 meses debido a una crisis gubernamental provocada justamente por el delicado estado de salud de Ecevit, de 77 años, y por las divisiones en el seno de la coalición que dirige desde las elecciones de abril de 1999.
Los tres partidos fueron víctimas de la crisis económica. La recesión dejó como saldo más de un millón de nuevos desempleados, una caída del 50 por ciento de la libra turca en relación con el dólar, un alza de las tasas de interés y una inflación crónica. El masivo voto de protesta a favor del AK refleja el creciente resentimiento de lo que parecía ser un pequeño club de políticos centristas que consiguieron perpetuarse en el poder a través de hábiles maniobras dentro de la coalición.
Las figuras de AK, que niegan las pretensiones islamistas que se les adjudican y se describen a sí mismos como “demócratas conservadores”, apuntaron primeramente a reasegurar a sus aliados europeos y norteamericanos que el país seguirá siendo pro-occidental, comprometido con la OTAN y decidido a seguir las indicaciones para lograr la membresía de la Unión Europea (UE). Erdogan, que salió a hablar cuando los resultados de las elecciones eran ya irreversibles, declaró: “El AK está listo para tomar la responsabilidad de liderar políticamente el país para acelerar el proceso de entrada a la UE y para fortalecer la integración de nuestra economía con el mundo a través de un programa económico viable”.
Luego del triunfo del AK, ahora la atención estará centrada en quién será el próximo primer ministro de Turquía. Erdogan no puede ser premier porque la Constitución establece que el puesto debe ser ocupado por un diputado electo. La corte electoral prohibió la presentación de Erdogan como candidato sobre la base de una condena judicial de 1999 por la lectura de un poema islámico que los tribunales consideraron “antisecular”. Incluso, un fiscal turco está intentando clausurar el mismo partido, aludiendo a que, por la sentencia, Erdogan no puede liderarlo. Lasemana pasada, el presidente Ahmet Necdet Sezer insistió en que el AK eligiera a su candidato. Pero políticos del partido y el mismo Erdogan han dicho que elegirán a Abdullah Gul, el número dos del partido, quien ayer habló en contra de una ofensiva en Irak.
Incluso si la transición marcha de manera pacífica, el gobierno saliente permanecerá en el poder por varias semanas. La corte nacional electoral tiene tiempo hasta el 10 de noviembre para confirmar los resultados de la elección y la Asamblea Nacional turca no podrá reunirse hasta cinco días después de esta confirmación.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.