EL MUNDO › EXPULSó A LOS INSPECTORES EN RESPUESTA A LAS CRíTICAS POR HABER LANZADO UN MISIL
Con un enérgico comunicado, Pyongyang rompió el diálogo a seis bandas en respuesta a la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU de acordar, en una declaración no vinculante, endurecer las sanciones impuestas en 2006 contra el país asiático.
› Por David Usborne *
Una enojada Corea del Norte echó a todos los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica, diciendo que se retiraba de las negociaciones y reanudaba su trabajo en las instalaciones nucleares en respuesta a una declaración del Consejo de Seguridad de la ONU que condenaba el lanzamiento de su misil de largo alcance. La decisión tomada por Pyongyang amenaza con darle al presidente Barack Obama su mayor dolor de cabeza hasta ahora. La Casa Blanca esperaba que su tono más conciliatorio hubiera acercado a Corea del Norte a las conversaciones sobre el desarme. Pero desde el lanzamiento del misil hace diez días la realidad es muy diferente.
“La República Popular de Corea informó hoy a los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) en las instalaciones de Yongbyon de que cesa inmediatamente toda cooperación con la AIEA”, señaló ayer el portavoz de la Agencia, Marc Vidricaire, en un comunicado. Añadió que Corea del Norte pidió a los inspectores de la Agencia que abandonasen el país cuanto antes e “informó a la AIEA que había decidido reactivar todas sus instalaciones” nucleares.
Las discusiones de los seis (Corea del Norte, Corea del Sur, Estados Unidos, China, Rusia y Japón) sobre la desnuclearización “ya no tienen razón de ser”, sostuvo la cancillería norcoreana, “porque los miembros las han convertido en una plataforma para violar nuestra soberanía”. “Nunca más participaremos en ellas y no nos consideraremos vinculados por ninguna decisión tomada en el marco de esas discusiones”, agregó.
“No tenemos otra alternativa que reforzar nuestra fuerza de disuasión nuclear para enfrentar las amenazas militares adicionales de las fuerzas hostiles”, dijo en una declaración el régimen de Pyongyang. “Tomaremos medidas para reabrir nuestras instalaciones nucleares desactivadas (...) y retratar tubos de combustible nuclear usados, provenientes de reactores experimentales”, agregó el régimen comunista norcoreano.
Puede ser que Corea del Norte se sienta herida por las decisiones de Rusia y de China de unirse a los otros miembros del Consejo de Seguridad en la unánime condena del lunes por el lanzamiento de un misil de largo alcance (presentado por el régimen de Pyongyang como cohete), aunque ambos países se han resistido a los intentos de Estados Unidos de sancionar más severamente a Corea del Norte. China, su único aliado de peso, lo instó a reconsiderar su posición.
El Consejo de Seguridad había acordado en una declaración no vinculante endurecer las sanciones impuestas en 2006 contra el hermético y empobrecido país asiático. Ese texto “condena el disparo efectuado el 5 de abril” por Corea del Norte porque “contraviene su resolución 1718” de octubre de 2006, que prohíbe a Pyongyang cualquier ensayo nuclear o disparo de misil. Las inspecciones internacionales de las instalaciones nucleares de Corea del Norte se reanudaron recién en octubre pasado. Aun antes de que Pyongyang echara a los inspectores, los gobiernos del mundo se lamentaban de su dura reacción y amenaza de abandonar las conversaciones a seis bandas que reúnen a Corea del Norte y Corea del Sur, China, Japón, Estados Unidos y Rusia.
Sergei Lavrov, el canciller ruso, advirtió sobre buscar una acercamiento alternativo. “Los negociadores de este foro han logrado importantes acuerdos que imponen obligaciones a todas las partes, no sólo a Corea del Norte”, dijo. Un oficial estadounidense afirmó que la declaración de Pyongyang era “desafortunada”, mientras que China llamaba a todos a la calma.
Hace tiempo que las conversaciones de los seis son un asunto de ir y venir. Corea del Norte llegó a producir plutonio en la planta de Yongbyon, que empezó a ser desactivada como resultado de febrero de 2007 entre los seis. El progreso había parecido prometedor en 2007 cuando Corea del Norte acordó comenzar a desactivar las instalaciones de su principal planta nuclear de Yongbyon a cambio de asistencia en el desarrollo y entregas de combustible de Occidente. Pero aun antes de estas últimas crisis, las conversaciones habían quedado empantanadas por la falta de transparencia ofrecida por Corea del Norte para explicar sus actividades nucleares pasadas.
Corea del Norte sigue insistiendo en que el lanzamiento del 5 de abril ubicó en órbita un satélite de comunicaciones y era por lo tanto pacífico. Los observadores estadounidenses afirman que el satélite en realidad se incrustó en el Pacífico, mientras que el Pentágono cree que su propósito real era probar el cohete con propósitos militares. La ansiedad de Estados Unidos es porque teme que Corea del Norte pueda un día ser capaz de lanzar cabezas de ojivas a distancias tan largas como Alaska y Hawai.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère
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