EL MUNDO
› EL ARGENTINO QUE IMPIDIO UN ATENTADO PEOR
“Nosotros no tenemos miedo”
› Por Mercedes López San Miguel
La última acción del argentino Julio Magrán le valió el título de “héroe”: como custodio, logró impedir un impacto mayor cuando evitó que el palestino suicida se inmolara el lunes dentro del centro comercial en Kfar Saba, a 16 kilómetros de Tel Aviv. El resultado fue la muerte del atacante, del guardia de seguridad y otro argentino de 16 años, Gastón Perpiñal, y 32 heridos, en un ataque reivindicado por las Brigadas de Al Quds, un nuevo grupo combinado de la Yihad Islámica y el movimiento nacionalista Al Fatah. Magrán era oriundo de Misiones y en el momento en que apareció el hombre bomba se encontraba conversando con el adolescente. Ambos se habían conocido en el Centro de Absorción de Ranana, durante el período de adaptación al país, casi un año atrás. Julio, de 51 años, vivió en Buenos Aires desde los 18, pero partió en busca de nuevos horizontes hace más de un año. Se llevó a su madre Rosa con él, con la idea de reencontrarse en Israel con su hermana María y su sobrino Rafael Rascovsky, de 21 años, quien habló con Página/12 con el tono entrecortado. –¿Qué estaba haciendo Julio en Israel?
–Había empezado a trabajar como guardia dos semanas atrás para la empresa de seguridad que vigila el centro comercial y era el primer empleo que tenía en Israel.
–¿Hace cuánto había llegado?
–Vino acá hace un año y medio. Primero estuvo en Arad, en una ciudad pequeñita en el norte del país como cuatro meses y luego se mudó a Kfar Saba para buscar trabajo.
–¿Por qué se fue?
–Porque estaba mal en Argentina, para abrir una página nueva en su vida en Israel. Vino con su mamá, o sea, mi abuela Rosa.
–¿Estaba casado?
–No, no.
–¿Y la familia de ustedes?
–Eramos una familia grande en Argentina. Pero todos nos vinimos a Israel.
–¿Cómo ven la situación de violencia constante?
–Acá hay problemas, no te voy a mentir, no está todo quietito. Depende de cómo lo toma cada persona. Yo soy soldado, estoy en el ejército. Nosotros no tenemos miedo. A ninguno se le ocurre no salir de casa por si pasa algo, no se vive con temor. Lo pasamos.
–¿Cuáles eran las expectativas de tu tío?
–Venir a llevar acá una nueva vida: casarse, formar una familia, e ir a visitar Argentina una vez cada tanto, pero ya ves, toda la familia está en Israel, las hermanas, los primos, sobrinos.
–¿Cómo lo recordás?
–Como una persona fuera de lo común, como un amigo: le gustaba hablar, escuchar, contar chistes, hacer reír. Qué vamos a hacer. Yo hasta ahora no creo lo que pasó. Yo estaba en la base cuando me llamaron y me dijeron que hubo un atentado y que mi tío había muerto. Es algo muy duro de escuchar.