Mar 23.06.2009

EL MUNDO  › LA GUARDIA REVOLUCIONARIA, MáXIMO CUERPO DE ELITE, CONTEMPLA USAR TODOS LOS MéTODOS PARA GARANTIZAR EL ORDEN

Irán amenazó y se lanzó a reprimir más

El gobierno se desdijo y rechazó irregularidades en los comicios. Las contradicciones hablan de una supuesta pugna interna entre el ex presidente Ali Akbar Rafsanjani y el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.

Tras diez días de protestas ininterrumpidas en las calles de Teherán, y apenas horas después de que el Consejo de los Guardianes, máximo órgano electoral, admitiera irregularidades en los comicios, el régimen de los ayatolás ejecutó ayer una doble jugada: por un lado, desmintió lo anunciado por el Consejo y revalidó las elecciones y, por el otro, reforzó sus amenazas de represión e impidió nuevas concentraciones.

Desde la cúpula del régimen, la desmentida acerca de lo informado por el Consejo resultó, al menos, contradictoria. En la noche del domingo, el vocero del organismo encargado de validar en Irán cualquier elección, Abbas-Ali Kadkhodaei, señaló en declaraciones recogidas por el sitio web de la televisión pública iraní, PressTV, que al menos en 50 ciudades más del ciento por ciento del padrón había votado, lo que redundó en unos tres millones de votos extras. Sin embargo, ayer, el mismo Kadkhodaei salió a cruzar sus propias palabras y aseguró que sus declaraciones fueron tergiversadas por medios árabes y occidentales que buscan agravar la crisis en Irán, y explicó en declaraciones a la agencia oficial IRNA que las irregularidades fueron en realidad comunicadas por los tres candidatos perdedores (Mir Hussein Mussavi, Mehdi Karrubi y Mohsen Rezaei), pero que no habían sido reconocidas por el Consejo.

Según el periódico panárabe con sede en Londres Al-Sharq Al-Awsat, que cita a altas fuentes estatales en Teherán bajo confidencialidad, las contradicciones que comienzan a aflorar en forma de desmentidas serían indicios de una pugna interna en la cúpula iraní en medio de la cual se encontraría el ex presidente Ali Akbar Rafsanjani, quien apoyó a Mussavi en las elecciones, tratando de lograr reformas en el Estado islámico que limiten las atribuciones del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.

Pero más allá de las hipótesis sobre las fisuras en el interior del régimen, la actitud de las fuerzas de seguridad ayer en las calles de Teherán fue homogénea: la consigna fue no permitir concentraciones y la orden, hasta donde pudo saberse debido a la falta de cobertura de los medios internacionales, se cumplió al pie de la letra.

La advertencia llegó temprano por la mañana: a través de un comunicado, la Guardia Revolucionaria, máximo cuerpo de elite de las fuerzas de seguridad bajo el control directo del gran ayatolá, le dejó en claro a la población que no se tolerarían más protestas. “Contra aquellos alborotadores que no respetan las leyes y distorsionan el orden público, la confrontación será decisiva y revolucionaria. Todos los métodos serán empleados para terminar con el sabotaje y los desmanes que constituyen una conspiración contra Irán”, amenazó el texto.

Pese a ello, y de acuerdo con testimonios de iraníes publicados en Internet y declaraciones recogidas por agencias internacionales, cientos de manifestantes se dirigieron a la céntrica plaza de Hafte Tir con el objetivo de recordar a los muertos en la represión del fin de semana, entre ellos la joven Neda (ver aparte).

Sin embargo, al llegar al punto de reunión, más de dos mil efectivos antidisturbios y milicianos islámicos “Basij”, armados con palos y barras de hierro, los estaban esperando. En ese momento comenzaron los disparos al aire y los manifestantes fueron dispersados con bombas de humo, gases lacrimógenos e incluso corridas con detenidos por las calles aledañas a la plaza.

A su turno, el frente externo también tuvo novedades. Ayer, y debido a los cuestionamientos expresados por varios gobiernos europeos respecto de la legitimidad de los resultados electorales, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hassan Ghashghavi, anunció que el Parlamento iraní evalúa por estas horas expulsar a una cantidad no precisada de diplomáticos occidentales, la mayoría de los cuales sería de los países de la Unión Europea que más criticaron a la República Islámica por estos días.

Mussavi, por su parte, prometió anoche continuar con las protestas, en lo que fue un abierto desafío al ayatolá Jamenei, que el viernes se había alineado con Mahmud Ahmadinejad llamando a la población a aceptar el veredicto de las urnas y acabar con las manifestaciones. “El país te pertenece. Protestar contra las mentiras y el fraude es tu derecho”, les dijo Mussavi a los iraníes a través de su página en Internet.

Asimismo, el candidato que quedó segundo según los cómputos oficiales advirtió a sus seguidores acerca “de los peligros por delante”, y les aseguró que estará junto a ellos “en todo momento”.

Pero, por lo pronto, ya hay voces que se alzan para que Mussavi no pueda cumplir con sus palabras. Ayer, el presidente del comité de asuntos judiciales del Parlamento, Ali Shahrokhi, sugirió que podrían tomarse acciones legales para encarcelar al líder opositor. “Desde hace días Mussavi está incitando a la gente a que cometa actos ilegales que perturban la paz en Irán, y esos comportamientos deberían ser castigados. El camino ya está listo para perseguirlo judicialmente”, señaló.

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