Mar 23.06.2009

EL MUNDO • SUBNOTA  › REPRESENTA LA PRIMERA FIGURA DEL LEVANTAMIENTO IRANí

La rápida y brutal muerte de Neda

En Internet se puede ver la grabación del fallecimiento de la joven manifestante iraní: tirada en el piso todavía viva y enseguida, cuando su rostro se inunda de sangre. Gente alrededor que grita. La mató el sábado un miliciano basij.

› Por Peter Popham *

No fue Juana de Arco, ni el manifestante desconocido que detuvo los tanques en la Plaza Tiananmen, ese joven que hace 20 años eligió su destino y su prominencia, apartándose de la multitud y deliberadamente enfrentándose a los tanques y a las cámaras. No es así el caso de Neda: la joven iraní, cuya rápida y brutal muerte provocada por la bala de un miliciano basij durante la manifestación del sábado creó la primera figura del levantamiento iraní, no eligió nada salvo estar ahí.

Habiendo encontrado el coraje para salir a la calle, puede haber temblado. Los momentos grabados antes de su muerte la muestran a ella y a su compañero mirando, desde un lado, cómo los manifestantes van hacia adelante y hacia atrás. ¿Deberían irse? ¿Habían cometido un error al venir? Ella estaba con jeans y un turbante, el uniforme de una joven de la ciudad de 26 o 27 años, creemos, por lo tanto menos de 30, como el 60 por ciento de la población de Irán: una joven mujer común moderna iraní. Trabajaba en una agencia de viajes, de manera que estuvo conectada con el gran mundo todos los días.

Esto es vago porque todos los periodistas fueron borrados de estas calles aterradoras. Sin embargo, a horas de su muerte, miles de bloggers y twitters la habían inmortalizado, escondiéndose y zumbulléndose a través de los crecientes esfuerzos demenciales del régimen por aislar a su país, transformándola de un cadáver empapado en sangre en un desgarrador símbolo de la revuelta.

La gloria póstuma de Neda fue un escaso minuto de filmación movida. Se va para atrás en la multitud y el hombre con el celular capta el movimiento y se inclina hacia éste. La cámara capta sus piernas separadas, la sangre ya corriendo por la calle. Aquellos cerca de ella se amontonan para ayudarla, pero el cameraman se mueve entre ellos y durante un largo momento se enfoca en la cara blanca que está chata sobre el pavimento, los ojos abiertos pero la cabeza mortalmente quieta.

Luego de pronto la sangre surge de su nariz y boca y parece una escena en un matadero, la gente que llegó en su ayuda grita, pero es poéticamente apropiado que su compañero elija ese momento para gritar “No tengas miedo, no tengas miedo, Neda querida, no tengas miedo...”. Porque ya está muerta y ya no hay nada más que temer. Como uno de los bloggers, que la elogió al escribir, citando al poeta persa del siglo XII Rumi: “Cuando me dejes/ en la tumba /no digas adiós./ Recuerda que una tumba es/ sólo una cortina/ para el paraíso que está detrás...”.

Pocas veces la carnicería de un inocente –la bala vino de un francotirador en un techo– fue captada en totalidad; nunca ha sido enviada una escena tan rápidamente alrededor del mundo, a pesar de todo lo que las autoridades hacían por frustrarlo. Las consecuencias también fueron casi instantáneas. Los manifestantes prometieron renombrar la calle donde murió con su nombre, Calle Neda. Una protesta en su homenaje atrajo a mil personas a la Plaza Haft-e-Tir, en Teherán, antes de que la policía las dispersara.

Los funcionarios evitaron que los seguidores de Neda mantuvieran ayer un servicio religioso en su nombre en una mezquita. Un blogger escribió sobre Neda como “mi hermana”: “Estoy aquí para decirles que mi hermana tenía grandes sueños”, escribió. “Mi hermana que murió era una persona decente... y como yo, esperaba el día en que su cabello volara con el viento... ella añoraba poder mantener la cabeza en alto y anunciar ‘soy iraní’... ella murió porque la injusticia no tiene fin...”

Ayer el servicio farsi de la BBC informó que el nombre completo de la joven era Neda Agha-Soltan, y que había quedado atrapada en el tránsito en su auto con su maestro de música, cuando decidió bajarse “por el calor”, “sólo unos pocos minutos –dijo su novio, Caspian Makan– y ahí fue cuando la asesinaron”. Demasiada información. El mito es más glorioso.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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