A Obama le llegó su primer test electoral: mañana habrá elecciones en Estados Unidos para elegir a los gobernadores de los Estados de Nueva Jersey y Virginia y para cubrir una vacante en la Cámara de Representantes por el Estado de Nueva York. Tanto para oficialistas como opositores, el resultado de las urnas será un termómetro político. La apuesta republicana es clara: plebiscitar el primer año de gestión de Obama. “Las elecciones del martes aportarán la prueba más tangible de qué tan fuerte es la contraofensiva republicana y qué tan temerosos tienen que estar los demócratas para 2010”, afirmó Karl Rove, estratega del ex presidente George W. Bush y actual operador del partido en una columna publicada por el conservador The Wall Street Journal.

Lo que se pone en juego el año próximo en la política estadounidense es mucho: con las elecciones de mitad de mandato, se renueva un tercio del Senado, toda la Cámara de Representantes y más de dos tercios de los cargos de gobernador. Los comicios de mañana darán una primera idea de la correlación de fuerzas entre los dos partidos históricamente rivales.

“Hay mucha preocupación por saber si los demócratas van a estar realmente tan entusiastas y dispuestos a movilizarse como lo estuvieron en 2008 a la hora de elegir a Obama”, explicó el viernes el analista Stu Tothenberg al canal CBS. “Los demócratas que se movilizaron masivamente hace dos años –los jóvenes, los negros–, ¿van a manifestarse en las elecciones de mitad de mandato?”, insistió Tothenberg.

Para tratar de que así sea, Obama viajó ayer por tercera vez en la campaña a Nueva Jersey, tradicional bastión demócrata, para respaldar a Jon Corzine, actual gobernador que va por la reelección. Su rival es el republicano Chris Christie y, según los números, se avecina un cabeza a cabeza. De acuerdo con las últimas encuestas, el republicano Christie ronda el 43 por ciento de los votos; Corzine, el hombre de Obama, el 42.

Más al sur, en Virginia, el demócrata Creigh Deeds enfrenta al republicano Bob McDonnel. McDonnel corre con viento a favor y según las encuestas tiene muchas probabilidades de ganar, al punto que Obama envió a los votantes del Estado más de 300 mil cartas con su firma durante el fin de semana para pedir apoyo para el hombre de su partido.

En Nueva York, si bien se trata tan sólo de una banca para el Congreso federal, los republicanos, dado el actual dominio oficialista de ambas cámaras, apuntan, también, a que un triunfo les dé una señal de que pueden esperar para el año próximo. Al demócrata Bill Owens se oponía la candidata oficial republicana Dede Scozzafava. Las encuestas no la acompañaron y la republicana se bajó. Aun así, queda Douglas Hoffman, un outsider del Partido Conservador impulsado por el ala más dura de los republicanos. El demócrata Owens es favorito.

Los republicanos apuntan a capitalizar la actual crisis económica y el empantanamiento de la guerra en Afganistán. “El desempleo está en casi un diez por ciento. El paquete de estímulo económico del presidente no sirvió para nada”, lanzó ayer John Boehner, líder de la bancada republicana en Diputados.

“Como dije muchas veces, tomó años llegar a esta situación de crisis económica. Llevará más que un par de meses salir de ella. Pero que nadie lo dude: hacia allí nos dirigimos”, replicó ayer Obama desde Nueva Jersey. La coyuntura no parece ser muy favorable para nadie. Según una encuesta de la cadena CNN, tan sólo un 36 por ciento de los norteamericanos tiene una imagen favorable de los republicanos. Según otro estudio realizado por Gallup la última semana, la popularidad del propio Obama cayó desde un 62 por ciento a un 51 por ciento.