La conmemoración oficial del 30º aniversario de la toma de la Embajada de Estados Unidos en Teherán por parte de los estudiantes y el comienzo de la crisis de los rehenes de 1979 fue coptada por la oposición ayer –su mayor demostración de fuerza en meses–. La violencia ocurrió en las principales calles de la capital y otras ciudades iraníes después de que miles desafiaran mensajes enviados a celulares advirtiéndoles que se quedaran en sus casas o se enfrentarían a un proceso. Docenas de activistas habían sido arrestados y las principales estaciones de subterráneo fueron cerradas, pero igual la gente salió a las calles para mostrar su desaprobación con la línea dura del presidente Mahmud Ahmadinejad y sus partidarios clericales.

En respuesta, los Guardias Revolucionarios y los Basijis, las temidas milicias usadas para suprimir a los disidentes, fueron desplegados en una redada que la Casa Blanca describió como “preocupante”. Se usaron bastones para pegarles a los manifestantes y el gas lacrimógeno fue lanzado con fuerza brutal. Los grupos de la oposición informaron que se disparó contra un grupo de manifestantes y que hubo heridos, pero esto no pudo ser verificado. Los hechos de ayer le recordarán al régimen que el descontento público está muy cerca de la superficie y que el movimiento verde está lejos de estar acabado.

En Teherán pero también en ciudades como Rasht y Tabriz, el ritual de gritos “Muerte a Estados Unidos” fue igualado a los de “Abajo con el dictador”. Videoclips colocados en sitios web aparentemente filmados ayer mostraban carteles con la imagen del líder supremo ayatolá Jamenei mientras era pisoteada, lo que es equivalente a una herejía. Otros mostraban grandes multitudes cantando “Jamenei es un asesino –su gobierno en nulo y vacío–”, un sentimiento que no se expresa en público. En Washington, el presidente Obama usó el aniversario para instar a Irán a que se mueva “más allá de la sospecha, la desconfianza y la confrontación”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.