Jue 17.12.2009

EL MUNDO  › MANEJO LA ECONOMIA EN EL GOBIERNO DE YELTSIN

Falleció el reformista ruso Gaidar

› Por Shaun Walker *

Desde Moscú

El arquitecto de las reformas que pusieron fin al régimen económico soviético murió ayer en Moscú. Yegor Gaidar, de 53 años, fue una figura controvertida, ya que muchos rusos lo responsabilizaban por los años de caos y recesión económica que sufrió el país en los ’90. Sin embargo, otros creen que sin esa terapia de shock, implementada en los primeros días del gobierno de Boris Yeltsin por un equipo de jóvenes economistas liderados por Gaidar, el destino de Rusia hubiese sido mucho peor.

Ayer referentes de todo el espectro político ruso rindieron homenaje al ex primer ministro. “En un momento de cambios cardinales asumió la responsabilidad por medidas impopulares, aunque muy necesarias”, aseguró el presidente Dimitri Medvedev, quien además lo definió como un dirigente valiente y honesto.

Gaidar se graduó de la Facultad de Economía de la Universidad Estatal de Moscú en 1978 y pasó la década del ’80 trabajando en sombríos y monótonos institutos económicos soviéticos. Cuando el período de la perestroika de Mijail Gorbachov comenzó, Gaidar y sus jóvenes colegas fueron designados para crear distintos modelos teóricos, que pudieran mejorar la economía soviética. La idea era idear reformas dentro del sistema, pero Gaidar y su equipo empezaron a pensar más allá de esas fronteras. Cuando comenzó a hacerse evidente la desintegración de la Unión Soviética, Yeltsin los llamó para delinear los planos para una revolución liberal.

En la segunda mitad de 1991, Gaidar, junto con Anatoly Chubais y otros jóvenes dirigentes, se escondieron en una dacha (casa de campo rusa) para trabajar en las reformas más radicales conocidas hasta ese momento: la transición de la mayor nación comunista del mundo hacia una economía de mercado. Una de las principales reformas fue el abandono del control de precios estatal, una herramienta central en la planificación económica soviética. Pero aun con estos cambios, el legado de los últimos 80 años hacía trepar la hiperinflación, que terminó destruyendo los ahorros de las personas y arrastró a gran porción de la población rusa a la pobreza.

Otra reforma sistémica fue la introducción de la figura de la propiedad privada y la privatización de las industrias rusas. Esto desembocó en que unos pocos hombres bien conectados, que más tarde serían bautizados por el mundo como los oligarcas, se dividieran la otrora riqueza soviética, mientras la mayoría de la población pasaba hambre.

Los tumultuosos y difíciles eventos de esos años explican por qué los rusos están más que contentos de cambiar sus libertades democráticas por una estabilidad económica, como la garantizada por el ex presidente y actual primer ministro, Vladimir Putin, durante la última década. Por eso, Gaidar y su equipo de economistas liberales se convirtieron rápidamente en enemigos públicos. “La población no tenía mucha experiencia en materia económica o comercial y no hubo muchas explicaciones. Además, muchas de las personas que rodeaban a Gaidar utilizaron las reformas para engrosar sus fortunas”, explicó Irina Demchenko, una periodista económica del diario Izvestia.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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