EL MUNDO › EL DICTADOR MANDO EL PROYECTO AL CONGRESO
La dictadura hondureña se va del Alba. Fortalecido con las elecciones y el apoyo contundente de Estados Unidos, el presidente de facto Roberto Micheletti anunció ayer que envió el proyecto de ley al Congreso para retirarse del bloque latinoamericano, fundado por Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales, entre otros mandatarios. La iniciativa no tiene una fecha para ser tratado, pero en Tegucigalpa los zelayistas descartan que saldrá aprobado por amplia mayoría. Después de todo es el mismo Poder Legislativo que aprobó el golpe en junio pasado y rechazó la restitución del presidente derrocado Manuel Zelaya hace dos semanas.
Eso sí, aclaró el ministro de la Presidencia de la dictadura, Rafael Pineda Ponce, no quieren terminar la relación comercial con países estratégicos como Venezuela, solamente la alianza política que Zelaya había sellado en medio de su mandato, un año y medio antes de ser derrocado por los militares y la mayoría de la dirigencia política hondureña. “No afectará de ninguna manera las relaciones comerciales o de otro tipo que se han mantenido, la importación de petróleo y lo que tiene que ver con PetroCaribe”, destacó el funcionario de facto.
Unos meses antes de convertirse en miembro pleno del Alba, el gobierno de Zelaya había adherido a PetroCaribe en enero de 2008. El acuerdo era demasiado tentador para un país netamente importador de hidrocarburos. Venezuela se comprometía a suministrar 20 mil barriles diarios de petróleo a cobrar un 60 por ciento en 90 días y el restante 40 por ciento en un plazo de 25 años, con dos años de gracia y sólo un uno por ciento de interés anual. Más tarde sumaron la importación de combustible al acuerdo. El secretario de la Presidencia de la dictadura prometió ayer respetar la deuda adquirida hasta el momento y, por su parte, conservar el acuerdo. Pero no está claro aún si el mandatario venezolano Hugo Chávez querrá mantener un trato tan beneficioso con un gobierno, ahora considerado un enemigo del grupo de gobiernos progresistas de la región.
Lo que sí es seguro es que una vez que el pequeño país centroamericano quede fuera del bloque latinoamericano perderá millones de dólares en ayudas sociales e inversiones, financiadas por sus socios, principalmente el gobierno bolivariano de Chávez. “Es insolente porque les están negando a los pobres una cooperación que se estaba consiguiendo con Hugo Chávez”, sentenció Zelaya, desde su bunker en la embajada brasileña en Tegucigalpa. A la espera de una posible amnistía general que le permita salir, el presidente hondureño acusó a la dictadura de haber despilfarrado 100 millones de dólares, provenientes de fondos del Alba.
Pero lo que realmente pareció irritar al mandatario derrocado fue que Micheletti saliera de una alianza que él mismo aprobó como presidente del Congreso hondureño. En agosto del año pasado el Legislativo respaldó mayoritariamente el pedido de Zelaya de ingresar al Alba; lo hicieron a regañadientes.
Los días posteriores al golpe, militares y dirigentes reivindicaban el derrocamiento recordando un momento clave, la ceremonia del ingreso del país al bloque bolivariano. Chávez, Morales, Rafael Correa de Ecuador, Daniel Ortega de Nicaragua sonreían, mientras el líder venezolano celebraba la derrota definitiva de los sectores “pitiyanquis” hondureños. Un triunfo pírrico.
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