EL MUNDO › LOS CANDIDATOS COLOMBIANOS DEBATEN SOBRE UN ACUERDO HUMANITARIO
A horas de la última entrega unilateral anunciada por la guerrilla, la de su prisionero más antiguo, el cabo Pablo Emilio Moncayo, la propuesta de un acuerdo humanitario con las FARC llegó al tope de la agenda de la campaña presidencial.
› Por Katalina Vásquez Guzmán
La reciente liberación de un rehén de las FARC instaló el tema del acuerdo humanitario en el primer lugar de la agenda política colombiana en plena campaña presidencial. Hoy se realizará la entrega del militar Pablo Emilio Moncayo, última liberación unilateral de la guerrilla que deja pocas posibilidades a los rehenes. El intercambio de prisioneros es lo más sonado y está en boca de todos los candidatos que ayer, obligados por las circunstancias, revelaron sus puntos de vista al respecto. Los oficialistas dijeron no. Independientes u opositores dejaron abierta la posibilidad, mientras el presidente Uribe revivió una vieja propuesta de intercambio que tuvo poco eco.
El mismo domingo, cuando en el Departamento del Meta (Oriente) fue dejado en libertad el soldado Josué Daniel Calvo, familiares y activistas aprovecharon para reiterar su exigencia de negociación política de la libertad de 22 militares y policías que permanecen retenidos por la guerrilla izquierdista, además de un número indeterminado de civiles. Algunas organizaciones hablan de más de tres mil hombres y mujeres; sin embargo, en un eventual canje humanitario los civiles no podrían ser parte de la negociación, pues se trata de un mecanismo que el derecho internacional humanitario establece sólo para prisioneros de guerra.
El presidente Alvaro Uribe anunció, como en meses pasados, la posibilidad de un intercambio con la condición de que los guerrilleros liberados no regresen a las filas de la guerrilla. “No podemos hacer un acuerdo humanitario para devolverles delincuentes a las FARC que le fortalezcan su capacidad criminal”, declaró Uribe durante un consejo comunitario el mismo domingo. La guerrilla ya rechazó esa propuesta en años anteriores, mientras expertos en derecho internacional humanitario consideran que, en esas condiciones, no se trata de un intercambio legítimo, pues no se negocia de canje sino de una desmovilización.
En 1998, el presidente Andrés Pastrana firmó un acuerdo con la guerrilla que permitió dejar en libertad a 242 integrantes de la fuerza pública colombiana a cambio de un grupo de guerrilleros de menor jerarquía. Más tarde, los diálogos de paz que permitieron esta negociación llegaron a su fin y la guerrilla anunció que, para presionar la liberación de sus compañeros capturados, comenzaría a secuestrar dirigentes políticos y militares. Pablo Emilio Moncayo, quien regresaría hoy a la libertad, fue secuestrado incluso antes de este cruel anuncio, en 1997, cuando tenía 19 años y era cabo del ejército.
Desde las ocho de la mañana los helicópteros de la Fuerza Aérea de Brasil con la Cruz Roja Internacional y la senadora Piedad Córdoba a bordo partieron a un punto de la selva para llevarlo de vuelta a la ciudad de Florencia, en Caquetá.
El mundo quedó a la espera de la que sería la última entrega de un rehén de las FARC a voluntad, pues en adelante esperan que el grupo de secuestrados les sirva para liberar a unos quinientos combatientes presos en las cárceles colombianas. “Que haya liberación unilateral de secuestrados, por supuesto; pero en ningún caso canje”, dijo el candidato presidencial del Partido de la U, Juan Manuel Santos, quien lidera las encuestas presidenciales en intención de voto. Por el contrario, el ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus se declaró a favor de un intercambio de prisioneros. El candidato del Partido Verde afirmó que su condición es que los rebeldes no hayan cometido crímenes de lesa humanidad.
La candidata conservadora Noemí Sanín manifestó que “ojalá el país no se deje engañar en época electoral. Es muy triste que en época de elecciones se trate de sacar dividendos”, aclarando que no está de acuerdo con el canje. Germán Vargas, otro oficialista, rechazó un acuerdo humanitario pues, según él, es aceptar el secuestro como instrumento de lucha política.
Para el opositor del Polo Democrático, Gustavo Petro, “la guerrilla no tiene otra opción que hacer liberaciones unilaterales de los secuestrados”, mientras Sergio Fajardo, de Compromiso Ciudadano, expresó que este tipo de acuerdos son posibles “hasta en los conflictos más feroces”. El liberal Rafael Pardo también se mostró a favor, pero con condiciones. Los rehenes de las FARC ya forman parte de la campaña presidencial y la liberación de Moncayo puede tener efectos imprevisibles en la contienda.
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