EL MUNDO › TRAS EL INFORME DE LA ONU QUE EXPRESó “INQUIETUD” POR EL PROGRAMA NUCLEAR
Irán expresó ayer su descontento con la agencia nuclear de la ONU al pedirle reemplazar a dos inspectores a los que considera parciales, pocos días después de que el Consejo de Seguridad impusiera a la República Islámica nuevas sanciones por su programa nuclear. “Hemos dado a la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) el nombre de dos inspectores que ya no tienen derecho a regresar a Irán, ya que divulgaron un informe sobre Irán antes de que fuera anunciado oficialmente, y dando falsas informaciones”, anunció Ali Akbar Salehi, jefe de la Organización Iraní de Energía Atómica (OIEA).
Salehi no reveló el nombre ni la nacionalidad de los dos inspectores, aunque subrayó que esta decisión no pone en tela de juicio la cooperación de Irán con el organismo internacional. “Estos dos inspectores no tienen derecho a venir a Irán, porque filtraron información antes de que fuera oficialmente anunciada y, además, dieron informes falsos”, dijo Salehi.
Irán anunció esa medida tras la publicación de un nuevo informe de la AIEA, que concluye que es imposible confirmar el carácter puramente pacífico del programa nuclear de la República Islámica. Ese informe expresa además la “inquietud” de la OIEA sobre la verdadera naturaleza del programa iraní, aludiendo a “la posible existencia de actividades secretas, pasadas o presentes, vinculadas al sector nuclear, que implican a organizaciones cercanas al ejército”.
Estados Unidos le pidió ayer a Irán que deje su política de “intimidación” y que permita que los enviados de la ONU trabajen libremente. De lo contrario la comunidad internacional no confiará en que su programa nuclear tiene fines pacíficos. “Es preocupante que Irán haya dado este paso que es sintomático de su práctica de intimidación a los inspectores adoptada desde hace tiempo”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley. Para París, este anuncio “va contra pedidos del Consejo de Seguridad y del Consejo de los Gobernadores de la OIEA”.
Fuentes próximas a la agencia en Viena admitieron que los Estados pueden rechazar inspectores y pedirle que proponga a otros. Un Estado “tiene derecho a dejar entrar o no a alguien”, indicaron esas fuentes. Pero estas mismas fuentes expresaron su sorpresa por el hecho de que Irán acuse a dos personas en particular, ya que el informe sobre Teherán es producto de una “obra colectiva”, redactada por una veintena de colaboradores de la agencia nuclear de la ONU. Salehi reiteró no obstante las críticas de su país contra el informe “totalmente erróneo” de la OIEA, alegando que los inspectores sancionados informaron sobre hechos incorrectos.
Los occidentales temen que Irán, so pretexto de llevar a cabo un programa nuclear civil, pretenda fabricar una bomba atómica, algo que Teherán desmiente categóricamente. Esas sospechas, y la presunta falta de transparencia de Teherán sobre su programa nuclear, condujeron el pasado 9 de junio al Consejo de Seguridad a adoptar una nueva tanda de sanciones contra la República Islámica.
Según informó ayer el diario Gulf News, los Emiratos Arabes Unidos (EAU) cerraron las oficinas de unas 40 empresas locales acusadas de violar las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad. Este diario en lengua inglesa afirmó que las firmas comerciaban con “peligrosos productos de doble uso prohibidos por las resoluciones de la ONU y el Tratado de No Proliferación Nuclear”.
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