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La Corte Suprema colombiana pidió investigar a Tomás Uribe (foto), uno de los hijos del presidente Alvaro Uribe, por tráfico de influencias, y de- sató la ira del mandatario saliente. A una semana de dejar el poder, Uribe no pudo contenerse y se lanzó en una nueva cruzada contra el tribunal, que tantos disgustos le dio en los últimos años. “Cuando el juez falla por el odio, prevarica. Qué mal ejemplo da la Corte Suprema de Justicia”, se quejó en una conferencia de prensa que dio junto a su hijo.

Ayer el testigo que señaló al joven Uribe ratificó su denuncia. El ex director de la Superintendencia de Notariado y Registro Manuel Cuello dijo que hace seis años había designado a varios notarios públicos por pedido de congresistas y figuras políticas, entre ellos el hijo del presidente. El objetivo, repitió, era sumar apoyos para la Reforma Política que Uribe logró aprobar en 2004 y que hoy está siendo investigada por la Corte Suprema por supuesta compra de votos.

Según la declaración de Cuello, Tomás Uribe había pedido el nombramiento de la notaria Luz Marina Ocampo Hernández en Tunja, la capital del departamento de Boyacá. Su denuncia se apoyaba en una de las grabaciones de la causa, en la que Ocampo Hernández le explicaba a su antecesor que ella era “cuota de Tomás Uribe”. El hijo del presidente había declarado ante la Corte el año pasado, pero recién ahora el magistrado a cargo de la investigación de la supuesta compra de votos en 2004 decidió girar una orden a la Fiscalía Nacional para abrir una investigación formal.

Cuello ratificó ayer que nunca conoció personalmente al hijo mayor del presidente colombiano, pero afirmó que no tiene ninguna duda de que el pedido por Ocampo Hernández partió de él. Una vez que el caso se hizo público, la notaria aseguró ante los medios que “utilizó abusivamente” el nombre del hijo de Uribe. La explicación, sin embargo, no convenció al juez de la Corte Suprema Yesid Ramírez, quien pidió una investigación a fondo.

El jueves, tras conocerse la decisión de Ramírez, Uribe atacó a Ramírez y al resto de la Corte Suprema. Lo hizo con el mismo enojo y vehemencia que cuando la acusó de simpatizar con guerrilleros y narcotraficantes o cuando denunció por corrupción al entonces presidente de la Corte, tras procesar a su primo, Mario Uribe, por sus vínculos con los paramilitares.