A partir del miércoles será el nuevo presidente de Ecuador. Ayer, en una conferencia de prensa para corresponsales extranjeros, Lucio “Lucho” Gutiérrez se despachó con ganas respecto de todo lo que tendrá que enfrentar cuando sea gobierno. Primero acusó a “todos los ex presidentes” de ser “los culpables del desastre nacional y todos deberían estar presos”. Después afirmó que “todos los diputados deberían irse a sus casas” y no desmintió las versiones, que ya preocupan en las Fuerzas Armadas, acerca de que prepara una purga de 27 oficiales para colocar en su lugar oficiales de su confianza. Anunció que llamará a un plebiscito para modificar la Constitución y prometió alcanzar en un mes un acuerdo con el FMI para un crédito stand by por 240 millones de dólares. También confirmó que se entrevistará con George Bush en Washington el 11 de febrero y habló de la imagen del “Eje del mal” en Latinoamérica que lo tiene a él como un vértice y a Hugo Chávez y Lula como los demás.
Ayer, el coronel Gutiérrez no se guardó nada. “A aquellos que impidan que el Ecuador camine, yo les aseguro que sobre sus cabezas va a cambiar el país”, sentenció. “Yo voy a enfrentarme con todas las fuerzas políticas”, anticipó. “Quiero reformar profunda y definitivamente el sistema político” y para eso “llamaré al pueblo a que se movilice, y Lucio Gutiérrez está a la cabeza del pueblo movilizado”, anunció. “Estoy decidido a cambiar el país o morir en el intento.”
En el medio de estas afirmaciones, Gutiérrez esbozó el mapa de ruta de sus primeros días de gobierno, que comienza pasado mañana. Lo primero sería la reforma de la Constitución. A fines de mes, el presidente enviará al Parlamento un proyecto de consulta popular y advirtió que si en un plazo de seis meses no se lo aprueban, pedirá al Tribunal Supremo Electoral (TSE) la convocatoria. “Mayoritariamente los ecuatorianos están de acuerdo con que se despoliticen los tribunales de justicia, los organismos de control, se reduzca el número de diputados del Congreso y se extradite a los banqueros corruptos que están en Estados Unidos y otros países”, dijo. El telón de fondo es la disputa con el Congreso, cuyo bloque mayoritario, del Partido Social Cristiano (PSC), renunció a colocar un presidente del cuerpo y puso en vilo la propia asunción de Gutiérrez, que habló de “una zancadilla”. De todos modos, el presidente electo descartó de plano que busque la disolución del Congreso.
Gutiérrez también anunció que dará a conocer un decreto ejecutivo mediante el cual se prohibirá la salida del Ecuador de los funcionarios del actual gobierno de Gustavo Noboa, en especial aquellos que hayan tenido vinculaciones con el manejo económico. “Muchos de ellos tendrán que explicar inversiones, gastos y el paradero de elevadas sumas de dinero.” Hace dos semanas, había advertido que no reconocerá los contratos de última hora que el Estado está firmando con algunos grupos empresarios en estos días. Respecto de las versiones sobre una minipurga en las Fuerzas Armadas, Gutiérrez dijo que respetará la Constitución, pero no desmintió puntualmente las versiones. Cuando el 21 de enero de 2000 encabezó un golpe militar apoyado en una rebelión indígena, los jefes de las Fuerzas Armadas prefirieron respaldar al gobierno actual.
Gutiérrez también habló de su entrevista con Bush el 11 de febrero. “Voy a pedirle apoyo político para llegar a un adecuado acuerdo con el FMI”, indicó. “Voy a conversar sobre el hecho real de que la deuda externa no puede seguir siendo tratada como una estadística, como un número; la deuda externa debe ser tratada como lo que es, un gravísimo y lacerante problema social, humanitario y debe tener una respuesta política decidida”, remarcó.
Respecto de su “parentesco” con Lula y Chávez en algún tipo de “eje”, Gutiérrez respondió: “A mí no me ubiquen en triángulo, ubíquenme en un círculo. Trataré de mantener las mejores relaciones con todos los países del mundo; no me voy a circunscribir ni a ejes ni a triángulos”.