La Comisión Europea (CE) respondió ayer a la demanda del líder libio Muammar Khadafi, quien había pedido 5000 millones de euros a la Unión Europea (UE) para combatir la inmigración ilegal proveniente de Africa. Según el comunicado de la comisión, “no hace falta tanto dinero para desarrollar proyectos de ayuda a la región”.

La CE ha defendido a través de un portavoz sus proyectos piloto en Libia de gestión de la inmigración y garantía de los derechos fundamentales de los indocumentados, si bien también ha reconocido que “todavía hay pendientes muchas oportunidades de colaborar” con ese país. Aunque las mismas fuentes han señalado que toman nota de las declaraciones de Khadafi, no han querido hacer ninguna otra valoración sobre las mismas.

Bruselas y Trípoli negocian un acuerdo marco desde 2008 para la cooperación en sectores tan dispares como “el diálogo político, el comercio, la energía, así como medidas de gestión de los inmigrantes tanto por las autoridades libias como por las europeas que respeten los derechos de inmigrantes y refugiados”.

Ese acuerdo prevería ayudas concretas para el sector de la inmigración (para su gestión y para asegurar que todas las partes respetan los derechos humanos), pero los detalles específicos del programa no se conocerán hasta que no se hayan sentado las bases del acuerdo marco.

La próxima ronda de negociaciones se celebrará en Bruselas los días 24 y 25 de septiembre y a esta sesión seguirán una o dos más antes de finales de año, dentro de lo que la CE califica como un diálogo “constructivo”.

Khadafi hizo esta semana la polémica petición a la UE durante su visita a Italia, que se inició el pasado sábado y concluyó el martes.

Según el líder libio, si Bruselas no desembolsa unos 5000 millones de euros anuales a la Unión Europea (UE) para combatir la inmigración ilegal proveniente de Africa, el Viejo Continente se transformará en la “Europa negra”.

Khadafi, que viajó a Roma para celebrar el segundo aniversario del Tratado de Amistad firmado con Italia, subrayó el papel de Libia como puerta de entrada de la inmigración no deseada a Europa y pidió la ayuda de la UE para “luchar juntos y afrontar este desafío”.

Esta polémica no es un episodio aislado en las relaciones entre la UE y Libia, que antes del verano también atravesaron un momento diplomático comprometido por la derogación de la concesión de visados a los ciudadanos de la Europa sin fronteras Schengen ordenada por Trípoli. También se vivieron momentos de tensión cuando el gobierno libio rompió relaciones con Suiza el año pasado por una ley helvética que prohibía los minaretes islámicos. Otro foco de controversia fue la recepción de héroe que Trípoli le ofrendó a un presunto terrorista condenado por la voladura de un avión de PanAm mientras sobrevolaba la localidad de Lockerbie, Escocia.

El año pasado el acusado fue liberado por razones humanitarias tras una gestión del gobierno libio, ya que padecía de un cáncer avanzado.