EL MUNDO › ES LA PRIMERA PRESIDENTA QUE TENDRá BRASIL, DESPUéS DE HABER VENCIDO A SU CONTENDIENTE JOSé SERRA EN LA SEGUNDA VUELTA
La candidata del oficialista Partido de los Trabajadores ganó con el 56 por ciento de los votos frente al 42 por ciento que obtuvo su rival socialdemócrata. Prometió trabajar para garantizar los derechos esenciales de los brasileños.
› Por Santiago O’Donnell
Desde San Pablo
Dilma Rousseff arrasó en las urnas y se consagró presidenta de Brasil. En la segunda vuelta electoral, la fórmula Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores)-Michel Temer (PMDB) obtuvo el 56 por ciento de los votos contra el 44 por ciento de la fórmula José Serra (PSBD, socialdemocracia)-Indio da Costa (DEM, derecha). Sobre un total de cerca de cien millones de votos emitidos, la diferencia fue de aproximadamente doce millones.
Traje color crema con escote en V y los ojos hinchados de llorar, Dilma pronunció su discurso de la victoria en el cuartel general del PT en Brasilia, junto al vicepresidente electo y la notable ausencia de su mentor, el presidente saliente Luiz Inácio Lula da Silva. “Hoy recibí de millones de brasileños y brasileñas tal vez la misión más importante de mi vida. Por primera vez una mujer es presidenta el Brasil”, arrancó. Por eso mi primer compromiso es honrar a las mujeres brasileñas para que esto que ocurre por primera vez se transforme en un evento natural, al ampliar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Me gustaría que todos los padres miren a sus niñas a los ojos y les digan ‘sí, una mujer puede.’”
La presidenta electa prosiguió diciendo que su próximo compromiso es con la democracia brasileña. “La presencia de una mujer en la presidencia se da por el camino sagrado del voto, por eso mi segundo compromiso es valorizar la democracia y trabajar para garantizar los derechos esenciales a la alimentación, empleo, educación, salud, casa digna y paz social para todos los brasileños.” Acto seguido, Rousseff prometió velar por la libertad religiosa y la libertad de prensa, dos temas espinosos que surgieron durante la campaña. También señaló que respetará a rajatabla los derechos humanos. En un tono firme, sobrio, la presidenta electa pasó a enumerar las principales promesas de su campaña, volviendo una y otra vez a la necesidad de erradicar la miseria en su país a través del desarrollo económico.
Sobre el final del discurso que se extendió por alrededor de media hora, Dilma dejó de lado el tono académico y se quebró emocionada al dirigir su agradecimiento al presidente saliente y principal impulsor de su candidatura. “Agradezco con emoción al presidente Lula”, empezó a decir y se detuvo para contener el llanto. “La gente empezó a gritar “¡Olé, olé olá, Lula, Lula!”, mientras la presidenta electa aplaudía lagrimeando. Al retomar, dijo: “Convivir durante todos estos años con él me dio exacta dimensión de lo que puede hacer un líder apasionado por su país. La alegría de mi elección se mezcla con la emoción por su partida. Pero sé muy bien que un líder como Lula nunca estará lejos de su pueblo. No tengan dudas de que golpearé mucha veces la puerta del presidente Lula”.
Serra esperó las palabras de Dilma para salir a admitir su derrota desde su bunker de San Pablo. Saco azul, camisa abierta, aceptó su derrota con serenidad y palabras de ocasión. “Hoy los electores hablaron. Recibo con respeto y humildad la voz del pueblo que habló en las urnas. Quiero felicitar a Dilma y desearle una buena gestión. Disputé con mucho orgullo la presidencia de la República y estoy muy agradecido a los 46 millones seiscientos mil brasileños que me votaron.”
La primera mujer en ser elegida para ejercer la presidencia de Brasil es una economista especializada en temas energéticos con amplia experiencia en la gestión pública. Dilma Vana Rousseff, 62, hija de un abogado búlgaro y una maestra, nació y fue criada en un barrio de clase media alta de Belo Horizonte. Divorciada, madre de Paula, estudió economía en las universidades federales de Minas Gerais y Rio Grande do Sul y militó en agrupaciones estudiantiles de izquierda. Después del golpe militar de 1964 se unió al grupo guerrillero Colina para combatir la dictadura. Fue detenida y torturada (ver página 5). Con el retorno de la democracia se unió al partido PDT, que lideraba Leonel Brizola.
Fue secretaria del Tesoro del municipio de Porto Alegre y secretaria de Energía del estado de Rio Grande do Sul. En el 2001 se afilió al PT y al año siguiente Lula la llevó a su primer gabinete como ministra de Energía. En el 2005, después del escándalo de corrupción conocido como “mensalao” que le costó el cargo al hombre fuerte del PT José Dirceu, Dilma asumió la Jefatura de Gabinete. En ese puesto le tocó coordinar el PAC, un ambicioso programa de desarrollo de zonas carenciadas a través de una combinación de obras de infraestructura y servicios sociales. Lula se ha referido a Dilma repetidas veces como “La madre del PACs”. A principios del año pasado Lula la eligió para competir por la presidencia como candidata del partido oficialista.
A poco de arrancar la campaña, Dilma anunció que estaba siendo tratada por un cáncer de linfoma. Recibió radioterapia y los médicos la declararon curada. Pero el tratamiento le causó una inflamación en una pierna y durante días debió hacer campaña con el tobillo izquierdo envuelto en una férula de plástico.
El triunfo de ayer es también el del PT, que gana su tercera elección presidencial consecutiva y el control del Senado, mientras sus socios del PMDB retienen la Cámara de Representantes.
Pero es sobre todo un triunfo para Lula, el presidente que deja el poder con un nivel de aprobación por encima del 80 por ciento, el más alto de la historia de Brasil. Lula eligió a la candidata, armó las alianzas políticas que la sostuvieron y recorrió el país haciendo campaña en favor de Dilma, muchas veces cerrando los actos después del discurso de la candidata. Según un analista brasileño que apareció en la televisión, Lula hizo más campaña en esta elección que en cualquiera de sus múltiples candidaturas presidenciales. Podrá ser una exageración, pero no parece.
Mientras Dilma se presentó como continuadora del gobierno de Lula, Serra intentó hacer lo mismo y hasta incluyó a Lula en su propaganda electoral. Los logros del gobierno de Lula fueron elogiados por los dos candidatos. Desde los programas sociales que sacaron de la pobreza extrema a un cuarto de la población, pasando por la estabilidad económica y la baja inflación, hasta llegar al surgimiento de Brasil como potencia económica y energética en el mundo.
Pero el electorado no compró el intento de Serra de mostrarse como el verdadero continuador de Lula, y el candidato opositor, que había arrancado como favorito, fue perdiendo su liderazgo en las encuestas, al tiempo que la campaña se degradaba en un valetodo de acusaciones y escándalos varios, con los grandes medios tomando un protagonismo inusitado. Jugaron a favor de Serra, hasta que Lula salió a acusarlos de actuar como un partido político, en el momento más caliente de la campaña. Cuando la suerte parecía echada en favor de Dilma al cierre de la campaña de la primera vuelta, el sorpresivo 20 por ciento de la ecologista evangelista Marina Silva forzó el ballottage.
Tras otro mes de campaña dominado por un debate sobre el aborto, ayer el electorado ratificó su preferencia por la candidata del PT. El triunfo fue holgado, doce puntos, aunque la diferencia se achicó con respecto a los catorce puntos que Lula le sacó a Geraldo Alkmin en la segunda vuelta del 2006.
Ahora los ojos de todo el país están puestos en Dilma, en su capacidad para resolver los desafíos que seguramente enfrentará. Consciente de ello, Lula no se mostró ayer en público desde que se conocieron los resultados, según sus voceros, “para no opacar los festejos de Dilma”. Mientras tanto, los asesores de Dilma aseguraban en los programas de noticias que ella le dará una nueva cara al gobierno, que será ella quien elegirá a los ministros, dejando traslucir que la presidenta no tardará en asumir su liderazgo y fijar la impronta del gobierno que vendrá.
Precisamente, el cambio de caballos en el gabinete y en los distintos puestos del gobierno, especialmente con sus aliados de PMDB, será uno de los primeros retos que enfrentará la presidenta. El líder del PMDB es el vicepresidente electo Michel Temes, un veterano político paulista con aceitados contactos en el Congreso. Acá se da por descontado que tratará de imponer el peso de su partido para quedarse con cargos importantes en una pulseada que seguramente empezó no bien se conocieron los resultados de la elección.
Otro desafío será generar consensos por fuera de su coalición. Para eso tendrá que dejar atrás una campaña cargada de crispación que resultó en cierta polarización del electorado. Dilma se impuso con comodidad en el norte, el nordeste y la mayoría de la Amazonia, las zonas más pobres del país, mientras Serra se llevó la más prospera zona sur. En el sudeste, la zona más poblada del país, los votos se repartieron. Serra se quedó con San Pablo, primer distrito del país, mientras Dilma se llevó el segundo y el tercero, Río de Janeiro y Minas Gerais.
Anoche Dilma buscó tender puentes a la oposición y reasegurarles a sus aliados que el suyo será un gobierno meritocrático y pluralista. “Fui elegida como parte de una alianza de diez partidos y con ellos voy a construir un gobierno con criterio profesional, que valore los cuadros de la administración pública independientemente de la pertenencia partidarias... Extiendo mi mano a la oposición, de mi parte no habrá privilegios ni compadrismo”, prometió.
En el terreno económico Dilma deberá lidiar con un real alto que ha frenado el ritmo de las exportaciones y mantener el crecimiento de por encima del siete por ciento alcanzado este año, para financiar su política social. En el frente externo, la elección de Dilma representa una ratificación importante para el Mercosur, una de las prioridades del presidente saliente. Según fuentes del PT, tanto el canciller Celso Amorim como el asesor presidencial en asuntos internacionales Marco Aurelio Garcia, principales figuras del equipo diplomático de Lula, mantendrían cargos de peso en el futuro gabinete de la presidenta electa.
Otro aspecto en el que el gobierno saliente recién empezó a mostrar resultados en los últimos dos años, y que el futuro gobierno deberá profundizar, es el combate a los grupos narco y paramilitares enclavados en las favelas que rodean a las principales ciudades, responsables de una ola de violencia sin precedentes en el país. Dilma dijo durante la campaña que apuesta a la depuración de la Policía Federal, la creación de policías comunitarias y la infusión de servicios sociales en sociedad con estados y municipios para encarar la pacificación de las favelas.
Se abre una nueva etapa en la política brasileña, con una presidenta sin experiencia en cargos electorales, pero también con un proyecto político conocido y reconocido por el electorado brasileño.
Lula, factótum del triunfo de Dilma, es un político sensible al gusto popular, que gusta de usar metáforas futboleras para explicar sus movidas políticas. Una de sus frases preferidas es: “Time que ganha nao se mexe”. Equipo que gana no se toca. Más allá de cambio obligado de Dilma por Lula, ayer el povo brasileiro, pueblo futbolero si los hay, no dudó en mandar otra vez al mismo equipo a la cancha.
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