EL MUNDO › MASTERCARD, PAYPAL Y OTROS SITIOS EMPRESARIOS BAJO ATAQUE CIBERNéTICO EN REPRESALIA POR “DESCONECTAR” A WIKILEAKS
Después de una semana de malas noticias para el sitio que filtra documentos, un colectivo de hackers que se hace llamar “Anónimo” respondió con bombas cibernéticas contra las empresas que cortaron los pagos.
› Por Martin Hickman *
El contraataque fue inmediato y las multinacionales norteamericanas acusadas de tratar de silenciar a Wikileaks están siendo sitiadas por una alianza de hackers del mundo que opera como “Anónimo”.
Al mismo tiempo que Julian Assange, el australiano de 39 años que es editor en jefe de Wikileaks, pasaba su primera noche en la prisión británica de Wandsworth por las acusaciones de violación que llegaron de Suecia, se desataron los ataques. Los blancos fueron las compañías financieras y tecnológicas que le retiraron el apoyo ante las presiones de Estados Unidos, cuyas operaciones en Internet colapsaron ante los hackers.
Una fue Mastercard. La otra fue PayPal, que hasta confirmó que dejó de aceptar pagos para Wikileaks luego de que interviniera el Departamento de Estado de EE.UU. Esto, por supuesto, aceleró la sospecha de que hay presiones de Estados Unidos a empresas para estrangular financieramente al sitio que está revelando 250.000 cables diplomáticos.
La pista se hizo más fuerte cuando uno de esos cables mostró que el gobierno norteamericano intervino para evitar que un proyecto de ley llegara a la Duma rusa. La ley iba a afectar las operaciones de Visa y Mastercard en ese país. Horas antes de que se publicara el cable, ambas empresas habían cortado sus pagos a Wikileaks.
La información era fresca: el primer día de febrero de este año, la embajada informaba sobre el lobby a funcionarios de alto rango del gobierno ruso para evitar que un consorcio de bancos estatales se quedara con el negocio de las comisiones de compras, estimado en 4000 millones de dólares por año.
Los hackers se encargaron primero de que Wikileaks resurgiera de sus cenizas como el Ave Fénix, habilitando cientos de “espejos” para descargar sus contenidos en el mundo entero. Luego se vengaron de Mastercard abrumando su sitio con pedidos de información automatizados que lo hicieron estrellarse. También difundieron una amenaza contra Twitter, como protesta porque “censura los grupos” y no revela que el tema más discutido es Wikileaks, algo que la empresa niega públicamente.
Un activista de Anónimo escribió en el foro 4chan: “Cuanto más tiempo tengamos bajo fuego a Mastercard, mejor”. Otro llamó a “seguir atacando, que esta vez sea una guerra y no apenas una batalla, como hacemos siempre”.
Los hackers también atacaron la página web del abogado que representa a las dos voluntarias suecas de Wikileaks que acusaron de abuso sexual y violación a Assange. El abogado, Claes Borgstrom, informó del hackeo a la policía y dijo públicamente que el caso que lleva no tiene motivación política “y no tiene nada que ver con Wikileaks o la CIA”.
Otro ataque cibernético fue contra la rama financiera del sistema postal suizo, la firma PostFinance, que esta semana le cerró a Assange una cuenta con 40 mil dólares reunidos para pagar sus abogados.
La Operación Revancha fue en respuesta a una semana de malas noticias empresarias para Wiki-leaks y Assange, que comenzó la semana pasada cuando Amazon bajó el sitio de sus servidores. Amazon niega que hubiera pre-siones del gobierno de EE.UU. Luego fue la firma informática EveryDNS, que dio de baja a Wikileaks el jueves, explicando que estaba sufriendo tantos ataques cibernéticos que tenía problemas para operar. En el fin de semana, PayPal dejó de recibir donativos para Wikileaks y luego admitió que lo hacía “por consejo” del Departamento de Estado, que considera un acto criminal la publicación de los cables.
Antes de ir preso, Assange dijo que estos ataques equivalían a una “privatización de la censura” en los EE.UU. Pero aseguró que “no van a detenernos, pero deberían alarmar a los que vigilan que Estados Unidos respete la ley”. Tuvo el apoyo de grupos como el británico Corporate Watch, que considera la retirada de las empresas “un asco”.
En lo que va del año, Wikileaks publicó 400.000 documentos clasificados sobre la guerra en Irán, 76.000 sobre Afganistán y 250.000 del servicio diplomático. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, que anda tratando de reparar el daño en las relaciones de Estados Unidos con varios países, dijo que la publicación de los cables es un ataque contra su país y contra la comunidad internacional. Clinton explicó esta semana que EE.UU. considera que Wikileaks quebró la ley y que su gobierno está “buscando agresivamente” a los responsables de las filtraciones.
Francia intentó hacer lo mismo, pero se encontró con que la Justicia no le permitió desconectar Wikileaks de la plataforma DVH. Los jueces dijeron que era “un caso muy técnico” y que no podían apurarse a tomar una decisión.
Otro caso legal inesperado fue el que comenzó la firma islandesa DataCell, especializada en pagos vía Internet. La empresa anunció que iba a demandar por daños a Visa y a Mastercard por suspender las operaciones destinadas a Wikileaks, buscando que la Justicia les ordenara permitir esos pagos desde Islandia. “Visa perjudica gravemente a Wikileaks y DataCell”, dijo ayer su director general Andreas Fink, porque el bloqueo “ocasiona claramente grandes pérdidas financieras a Wikileaks, lo que parece ser el único objetivo de la suspensión. Visa no debería mezclarse en política y simplemente hacer lo que sabe hacer: transferir dinero”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.
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