EL MUNDO › LA PROTESTA CONTRA EL ALZA DE COMBUSTIBLE INCLUYO SAQUEOS, PIQUETES Y DESTRUCCION DE EDIFICIOS EN CIUDADES BOLIVIANAS
Morales anunció que entregarán 100 millones de dólares más a las regiones y 20 millones a la universidad pública. Además, adelantó que se aumentará un 50 por ciento el bono Juancito, que beneficia a casi dos millones de estudiantes.
Los anuncios de Evo Morales no lograron aplacar los ánimos y de miles de bolivianos ocuparon ayer las calles para protestar contra el decreto presidencial que provocó el alza en los combustibles. La jornada incluyó saqueos, destrucción de edificios y cortes de rutas. Al cierre de esta edición había cinco heridos y 16 detenidos. Desde el gobierno intentaron bajarles el tono a las protestas. El ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, se quejó porque los medios opositores estaban magnificando los incidentes.
El gobierno boliviano sufrió ayer la mayor protesta en cinco años por el alza de carburantes, que el domingo decretó el vicepresidente Alvaro García Linera. Para evitar que el descontento fuera en crecimiento, Morales anunció una serie de medidas el miércoles por la noche y terminó de completar la nómina ayer por la mañana en una conferencia de prensa. El presidente prometió un 20 por ciento de aumento para los trabajadores de la salud, educación, policía y fuerzas armadas. Para los empleados públicos habrá un doble aguinaldo mientras que los trabajadores del sector privado tendrán que vérselas directamente en la negociación salarial con sus empleadores.
Como los medios de comunicación no oficialistas y los sectores opositores pusieron el grito en el cielo y denunciaron que ese aumento sólo llegaría a un cuatro por ciento de la población, Morales convocó ayer a la mañana a una nueva rueda de prensa para redoblar la apuesta. El mandatario informó que se entregará 100 millones de dólares más a las regiones y 20 millones a la universidad pública. Además, adelantó que se aumentará un 50 por ciento el bono Juancito, que beneficia a casi dos millones de estudiantes primarios. Con estas decisiones, Morales intenta hacer frente a la inflación que se disparó tras la decisión de aumentar el precio de la nafta y del gasoil para equipararlo con los valores de los países de la región.
Sin embargo, mientras Morales hacía los anuncios, en las principales ciudades del país se producìan manifestaciones de protesta para reclamar que el Ejecutivo deje sin efecto el decreto que generó la suba. Si bien no había estimaciones de la policía acerca de la cantidad de gente que estaba protestando, desde la oficial Agencia Boliviana de Información (ABI) confirmaron a este diario que podía hablarse de miles de manifestantes en todo el país.
Entre los grupos movilizados estaban los operarios de Huanuni, la principal mina estatal de estaño, que amenazan con marchar sobre La Paz desde Oruro, a 220 kilómetros al sur de la capital. Cocaleros y transportistas del municipio Puerto Villarroel de la provincia Carrasco iniciaron un bloqueo en la carretera que vincula Cochabamba con Santa Cruz. “Cochabamba está totalmente bloqueada. Oruro está paralizada, Sucre también. La Paz y El Alto también acataron la medida”, dijo al diario boliviano La Prensa el dirigente de los transportistas, Franklin Durán. Los choferes de El Alto realizaron un paro en el servicio y bloquearon los principales accesos a la región. El lunes, los transportistas habían decidido unilateralmente un aumento del ciento por ciento de las tarifas, determinación que fue repudiada por el presidente Morales.
En El Alto, los manifestantes intentaron tomar la alcaldía y hubo amenaza de saqueos de comercios, pero la policía logró dispersarlos. Después, la marcha siguió descendiendo hasta llegar al centro de La Paz. En la capital quemaron varias cabinas de peaje. El alcalde paceño, el opositor Luis Revilla, convocó a una marcha por la tarde pero dijo que no la encabezaría para que no pierda su esencia ciudadana. “Esta es una movilización ciudadana, no es política partidaria”, dijo el dirigente del izquierdista Movimiento Sin Miedo (MSM). Miles de manifestantes llegaron así al centro de La Paz e intentaron entrar en la plaza Murillo, donde está el palacio presidencial, pero fueron repelidos con gases lacrimógenos y golpeados por la policía. Un escenario similar se produjo en Oruro (este), Tarija (sur) y Cochabamba (centro).
Cuatro policías resultaron heridos en Cochabamba cuando se enfrentaban con estudiantes universitarios. Uno de los uniformados estaría grave. Un jefe policial informó que el quinto policía fue herido con una esquirla de dinamita en La Paz. Al menos 16 personas habrían sido detenidas durante la jornada.
Horas antes, el ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, había dicho que no había por qué alarmarse. “La mayoría de las capitales del país está desarrollando sus actividades con relativa normalidad”, dijo a la prensa local. “Quiero hacer una denuncia porque muchas de las movilizaciones están siendo magnificadas por algunos medios de comunicación”, disparó Llorenti. Y agregó: “Existe un trasfondo partidario en varias movilizaciones”, apuntó el funcionario. Según el ministro de Gobierno, quien estaría detrás de la agitación contra el Ejecutivo sería el MSM que dirige el alcalde de La Paz.
También, desde el Banco Central de Bolivia (BCB) se trató de achicar el temor a un posible corralito financiero. “Este tipo de medidas no son parte de ninguna manera de las políticas económicas del gobierno ni del BCB”, sentenciaba el documento.
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