EL MUNDO
› EL APOYO POPULAR A LA INVASION A IRAK ES ABRUMADOR
Ganó el Señor de la Guerra
Un día después del bélico mensaje del Estado de la Unión del martes, el apoyo popular en EE.UU. a la guerra contra Irak trepó del 67 al 77 por ciento. Y el Pentágono ordenó movilizar más reservistas.
“Nunca fue tan eficaz”, dijo el diario The New York Times sobre las razones que dio George W. Bush para invadir Irak en su discurso del martes ante el Congreso estadounidense. El objetivo del mensaje fue convencer a los norteamericanos de que la guerra es necesaria. Y tuvo éxito: las encuestas indican que un 84 por ciento aprobó el mensaje del presidente, y el apoyo a una invasión a Irak subió del 67 a un 77 por ciento. Mientras, el Pentágono llamó ayer a filas a otros 15.000 reservistas. Y el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, reiteró que revelará, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, informes de inteligencia que demuestran que Irak desobedeció las órdenes de desarme del organismo. Además, le ofreció a Saddam Hussein ayuda para exiliarse. Pero el presidente iraquí sólo declaró que va a “desnucar al enemigo” si éste sigue con sus agresiones.
“Estoy seguro de que intentaremos conseguirle un lugar a donde ir”, prometió, en conferencia de prensa, el secretario de Estado norteamericano Colin Powell al reiterar la oferta que le hizo al presidente iraquí Saddam Hussein: ayudarlo a que él y su familia se exilien en el extranjero. Pero Powell se negó a hablar sobre una posible inmunidad del presidente iraquí contra un juicio por crímenes de guerra. Dijo que es prematuro discutir un tema que debe ser debatido “en un foro más amplio” que el gobierno estadounidense. Además, Powell aseguró que la semana que viene entregará al Consejo de Seguridad material que no fue revelado a los inspectores de la ONU y que “llenará algunos de los baches” del informe presentado el lunes por el jefe de inspectores de la ONU, Hans Blix. Hasta ahora, Washington se había negado a revelar información de inteligencia que probara que Irak posee armas de destrucción masiva. Pero en su discurso del martes ante el Congreso norteamericano Bush anticipó que Powell entregará este informe al Consejo de Seguridad el 5 de febrero. Para algunos diplomáticos de la ONU la presentación de Powell será su oportunidad para “consagrarse o arruinarse” en su esfuerzo por conseguir apoyo dentro de la ONU para atacar Irak, aunque este apoyo, a la luz del discurso de Bush, ya parezca irrelevante.
El vocero de la Casa Blanca Ari Fleischer dijo que la crisis sobre las armas iraquíes está “en su fase final”. Para Fleischer, esta fase abrirá “una ventana diplomática” en la que Estados Unidos intensificará sus consultas con sus aliados europeos y las Naciones Unidas. Por su parte, el titular del Pentágono, Donald Rumsfeld, afirmó que la presentación de Powell ante el Consejo de Seguridad también probará los vínculos de Irak con la red terrorista Al-Qaeda. Según Rumsfeld, las evidencias sobre este aspecto son “elocuentes” y han ido creciendo “día a día”, aunque se negó a detallarlas. Sí admitió que no provienen de fotos satelitales: basta con revisar la conducta de Saddam Hussein en el pasado para probar sus vínculos con el terrorismo, sostuvo Rumsfeld. Para él, las palabras de Saddam valen más que mil imágenes.
Mientras tanto, el presidente iraquí aseguró que si Estados Unidos sigue con sus agresiones, Irak va a “desnucarlo”. “Nuestra intención de combatir es sólida, incluso si sólo poseemos pistolas y fusiles”, declaró ayer Saddam Hussein en una reunión con oficiales del ejército iraquí. Mientras, el gobierno turco anunció que reforzará todas las unidades militares de su país ante un posible ataque de Estados Unidos contra Irak. En el Golfo, 100.000 efectivos estadounidenses se preparan para entrar en combate, mientras que el Pentágono llamó ayer a filas a otros 15.000 reservistas. Con este contingente, el total de reservistas en servicio activo asciende a 94.624, lo que lo convierte en el mayor número de reservistas estadounidenses llamados a filas desde la guerra del golfo Pérsico, en febrero de 1991.
Dos días después del discurso de Bush sobre el Estado de la Unión, el más importante del año, las encuestas indican un aumento del apoyo de los norteamericanos a la política sobre Irak. Los analistas recuerdan que tradicionalmente todos los presidentes suben en las encuestas inmediatamente después de este discurso ante el Parlamento. Pero los sondeos coinciden en que los norteamericanos creen que Bush tuvo más éxito en convencerlos sobre intervenir Irak que sobre sus soluciones para la economía, la principal preocupación de los ciudadanos. Por eso, los asesores de Bush le organizaron un viaje relámpago a Michigan, en el norte del país, para defender su proyecto de rebaja de impuestos y sus soluciones para el desempleo. Desde que Bush llegó a la presidencia, la tasa de desempleo subió un 2 por ciento. Sin embargo, Bush no pudo con su genio y en Michigan terminó haciendo lo mismo que el martes en el Congreso: comenzó hablando sobre la vapuleada economía del país para luego engancharse en un apasionado discurso sobre la guerra en Irak, su prioridad número uno.
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