Túnez, el primero de los países árabes que protagonizó una revuelta que terminó con el exilio del dictador Ben Alí, volvió a ser noticia ayer. Cuatro personas murieron en enfrentamientos entre manifestantes y policías en la ciudad de Kef (noroeste), informaron fuentes sindicales y un habitante de la ciudad. Los uniformados abrieron fuego después de que una multitud atacara una estación de policía e intentaran incendiarla.

Según la agencia gubernamental TAP, los manifestantes pedían la destitución del jefe de la policía por “abuso de poder”. De acuerdo con las fuentes sindicales, entre 200 y 300 personas se agruparon delante de la prefectura de Kef para reclamar la destitución de Jaled Ghazuani. El comisario abofeteó a una mujer que estaba en la protesta, lo que provocó la ira de la multitud, que trató de entrar en la comisaría e incendiarla. Entonces los policías dispararon. Dos manifestantes, de 19 y 49 años de edad, murieron en el acto, y 17 resultaron heridos, tres de gravedad.

Una fuente del Ministerio del interior dio cuenta del balance de dos muertos. Dos de las tres personas en estado grave, que tenían heridas de bala, murieron a consecuencia de las mismas, precisó una fuente sindical, y también una habitante de Kef. Más tarde en la noche la calma había vuelto a Kef y el jefe de la policía local fue arrestado, según constató una fuente sindical.

La ciudad fue el origen del descontento de semanas que sacó del poder al dictador Ben Alí a mitad de enero. La ONU informó que al menos 219 personas murieron en la revuelta. En el país algunas manifestaciones continúan en reclamo de la renuncia de todo funcionario que estuviera ligado al antiguo régimen.