Dom 06.02.2011

EL MUNDO  › ENTRE LOS QUE DEJARON EL CARGO DEL PARTIDO NACIONAL DEMOCRATICO ESTABA GAMAL, HIJO DEL PRESIDENTE EGIPCIO

Salvo Mubarak, dimite la cúpula del oficialismo

Estados Unidos dio el visto bueno a los cambios y apoya una “transición gradual” en El Cairo. En esa línea, el vicepresidente Omar Suleiman estaría realizando reuniones con la oposición. Hubo un ataque contra un gasoducto.

Se esperaban renuncias y las hubo, pero no estuvo la dimisión que hace días tiene a centenares de miles de egipcios en las calles. La cúpula del gobernante Partido Nacional Democrático (PND) presentó ayer su renuncia. Entre los que dejaron sus cargos está el hijo del presidente Hosni Mubarak, Gamal, que era visto como su sucesor. Estados Unidos dio el visto bueno a los cambios, mientras sigue apoyando una “transición gradual” en El Cairo.

Ayer fue el día en que el gobierno egipcio quiso demostrar que todo estaba como antes, como si no hubiesen pasado doce días de multitudinarias protestas. El presidente Hosni Mubarak retomó las tareas y se reunió con su equipo económico. También el veterano gobernante aprovechó para demostrar que aún ostentaba poder y, como presidente del corroído PND, aceptó las renuncias del comité ejecutivo y nombró a Hossan Badrawi como secretario general de esa fuerza política. Fuera quedó del Partido su hijo de 47 años, Gamal, cuyo nombre fue blanco de repudio en las movilizaciones que desde el 25 de enero vienen sacudiendo al país norafricano (ver página 23). Los opositores han venido reclamando que para poder negociar la transición se debe alejar del gobierno Mubarak junto con su séquito de fieles. El de ayer parece ser un mensaje en ese sentido, que fue celebrado como un paso positivo por la Casa Blanca.

Según informó la televisión egipcia, el vicepresidente Omar Suleimán estaría realizando reuniones con miembros de la oposición. Los Hermanos Musulmanes, que representan el grupo opositor más importante en El Cairo, habrían aceptado participar de las rondas bajo tres condiciones. En primer lugar, que se cumplan todos los reclamos de los manifestantes, que en las conversaciones participen todas las fuerzas políticas y que se establezca un calendario con los tiempos de los desarrollos políticos.

Estados Unidos, fiel a su estilo, volvió a dar mensajes contradictorios en la jornada de ayer. El enviado de Barack Obama en Egipto, el ex embajador Frank Wisner, llegó a afirmar que la continuidad del liderazgo de Mubarak era decisiva en la transición hacia un régimen democrático. A simple vista parecía un volantazo en lo que Washington había venido pergeñando y que publicaban los diarios locales como The New York Times: que la Casa Blanca quería una transición comandada por el vicepresidente Suleiman, su hombre de confianza. Desde el Departamento de Estado se despegaron de los dichos de Wisner y dijeron que sólo expresaba sus opiniones como un “ciudadano común”.

La propia jefa del Departamento de Estado, Hillary Clinton, salió a hacer declaraciones ayer. Desde la Conferencia de Seguridad en Munich, la ex primera dama alertó que una “tormenta perfecta” se estaba preparando en el mundo árabe, en referencia a las revueltas que tuvieron su inicio en Túnez y que ahora hacen tambalear al obsoleto régimen de Mubarak. “El statu quo es simplemente insostenible”, tuvo que reconocer. “En nombre de todos nuestros amigos en la región, el desafío es ayudar a nuestros socios a dar pasos sistemáticos para introducir un futuro mejor, en el cual las voces del pueblo sean escuchadas, sus derechos respetados y sus aspiraciones satisfechas”, agregó la jefa de la diplomacia norteamericana.

Al pedido de una transición rápida y ordenada, se sumó el premier británico David Cameron. La canciller alemana, Angela Merkel, no se mostró favorable a una rápida salida electoral, que está entre lo que los manifestantes reclaman en Egipto. “Pienso que tener elecciones al inicio de un proceso de transformación sería probablemente la aproximación equivocada. Debemos dar a la gente la posibilidad de poner a punto las estructuras justas”, se inclinó la conservadora alemana.

En Egipto, los ciudadanos siguen analizando estas opciones pero van por más. Después del fallido “Día de la Partida”, miles de manifestantes no abandonaron las calles. La movilización se mantuvo en la céntrica plaza Tahrir y también en Alejandría, donde se manifestaron unas diez mil personas, de acuerdo con lo que informó la cadena Al Jazeera.

Si bien la jornada resultó tranquila en la plaza que en los últimos días se había convertido en un campo de batalla, el polvorín se trasladó hacia Sinaí. En la mañana, atacaron con explosivos un gasoducto que abastece a Jordania, situado a 10 kilómetros de la Franja de Gaza, en Sheij Zuwayed.

Ese gasoducto sirve también para abastecer a Israel, pero esta sección no se vio afectada. Tras el atentado, se tuvo que interrumpir el suministro de gas a ambos países. En la ciudad Al Arish, capital provincial de la península Sinaí, también se registran manifestaciones con el mismo objetivo de las que se mantienen en la capital egipcia.

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