Dom 02.02.2003

EL MUNDO  › LOS PLANES DEL PENTAGONO PARA GANARLE UNA GUERRA RAPIDA A LAS FUERZAS DE SADDAM HUSSEIN

Cómo es el plan de la guerra a Irak, fase por fase

La invasión a Irak todavía no empezó, pero los contornos generales del plan de operaciones empiezan a salir a la luz. También emergen las alternativas nucleares que se manejan, y los asombrosos planes ulteriores que inspiran el desplazamiento de tropas. En estas páginas, lo que puede empezar a desarrollarse en algún momento de este mes.

Por Andrés Ortega

La guerra que planea EE.UU. contra Irak se puede desarrollar en tres fases, según expertos militares norteamericanos. Para mediados de febrero, ya habrá 140.000 soldados de EE.UU. en la zona –además de los que aporten algunos aliados–, una tercera parte del despliegue de la guerra de 1991. Frente a ellos, Irak dispone de tres millones de hombres en armas, pero en realidad no más de 400.000 operativos. Y de la Guardia Republicana, EE.UU. calcula que sólo los 15.000 “guardias especiales”, entrenados y adoctrinados, plantean un problema real, junto con posibles suicidas. Es lo que un general estadounidense ha descrito como “la guerra de una pitón contra un escorpión”.
Irak dispone de 2000 carros de combate, 2000 piezas de artillería, 150 aviones de combate, aunque hay que restar siempre un 20 por ciento que no están operativos, frente a cinco a 10 veces más de EE.UU., que tendrá una total superioridad aérea. Militares americanos piensan que ésta va a ser una guerra corta: seis o siete días de bombardeos, de una semana a 10 días para llegar por tierra hasta Bagdad, y allí, una batalla que puede durar hasta dos semanas. En todo este período, el ataque buscará no sólo a avanzar y destruir las posiciones de los militares iraquíes sino también romper su voluntad de resistencia. La premisa es que Saddam Hussein no puede organizar un plan de resistencia nacional, e intentará una “defensa en profundidad” con el centro de gravedad en Bagdad, y una táctica convencional parecida a la soviética en los años ‘80. Los medios consultados no explican las posibles “sorpresas” que planea el mando estadounidense. La ofensiva vendrá principalmente desde el mar, y desde las bases en Kuwait, Afganistán, varios otros países de la zona, y Turquía. Un problema son las distancias: 1000 kilómetros Norte-Sur en Irak.
EE.UU. teme que Irak llegue a usar armas químicas y biológicas, por lo que una de sus prioridades en el hallazgo y destrucción de esos arsenales.
0. Fase previa
Ya ha empezado con la entrada de comandos, americanos y británicos, desde el Norte y el Sur, para preparar el terreno y los bombardeos. Uno de sus objetivos sería capturar los misiles Scud que pueden amenazar a Israel antes de que Irak pueda usarlos. EE.UU. quiere evitar que Israel se vea implicado, pues puede dinamizar al mundo árabe y musulmán aún más en su contra. Ya sabe cómo Irak usó estos misiles en 1991, y cómo neutralizarlos. En segundo lugar, los comandos ya han entrado en el Kurdistán iraquí, no sólo para preparar la apertura de un frente norte, sino también para controlar a los kurdos allí, y a las fuerzas especiales turcas que pueden ya haber entrado en la zona para evitar –compromiso adquirido con Turquía– que surja un Estado kurdo. Ya hay kurdos voluntarios que están siendo entrenados en Hungría. Los comandos servirán también para dirigir el bombardeo. Finalmente, se prepara la ocupación lo más rápida posible de los campos de petróleo en el Norte (ya controlados por los kurdos), el Este y el Sur. En 1991, Saddam Hussein intentó destruir los pozos, sin conseguirlo más que en parte, pues se requiere introducir cargas a una gran profundidad.
1. Primera fase: Bombardeos
Lo primero será establecer el dominio del espacio aéreo por EE.UU. y el control de las comunicaciones. No se esperan grandes dificultades, especialmente dado que durante años EE.UU. y el Reino Unido han impuesto dos zonas de exclusión aérea, donde los ataques contra radares y baterías antiaéreas se han reforzado en las últimas semanas.
La ofensiva empezaría con el lanzamiento de bombas de precisión, misiles de crucero y otros desde aviones B-52, F-117 y otros, y desde helicópteros. Se intentará no bombardear masivamente Bagdad. El objetivo no es destruir la infraestructura iraquí (que EE.UU. querría conservar lo más intacta posible para el día después) sino las fuerzas especialmente en el Sur, cerca de Basora y Al-Hillah donde pueden concentrar sus fuerzas los iraquíes, para evitar el cruce de los ríos, y en el Norte.
En las dos primeras jornadas, los bombardeos serían nocturnos, dada la ventaja tecnológica de EE.UU. Durante el día se analizarían los daños infligidos. A partir del tercer día, los bombardeos serían constantes. Quizás ya entonces podrían enviarse algunas unidades por paracaídas para capturar aeropuertos. Se quiere que esta fase sea lo más corta posible, de cinco a seis días, ya que cuanto más se alargue, más fuerzas se destruirán, pero también hay más posibilidades de que algo vaya mal.
2. Segunda fase: ofensiva por tierra
Hay terrenos muy distintos. En el Norte, montañoso. En el Sur y Oeste, desierto abierto. La ofensiva por tierra se haría en varios frentes. Los marines intentarían tomar Basora cuanto antes. La ocupación del Sur de forma rápida abre la vía a Bagdad y permite controlar a los chiítas para que no se subleven. Luego otra columna intentaría llegar a Al-Hillah y cruzar el Eufrates. Y desde el Norte, bajaría otra. Pero la mayor ofensiva es la que partiría desde la frontera con Kuwait.
Para los planeadores de esta guerra en EE.UU., el mayor problema es logístico. Pues la ofensiva por tierra lleva a tener que desplazar a 30.000 o 40.000 vehículos a la vez. Cada unidad acorazada estará compuesta de 300 carros de combate, otros 300 blindados, 200 piezas de artillería, y 40 camiones de combustible, que tienen que ir subiendo y bajando. Todo a unos 20 a 30 kilómetros por hora. Los carros de combate necesitan unos 500 litros de gasoil cada seis horas. Además, las tripulaciones de los carros necesitarán unas horas de descanso tras las primeras 36 a 48 horas –pues es difícil dormir en uno de estos vehículos en movimiento–, antes de entrar en combate, si hay combate. Y lo hubo en 1991, una gran batalla de tanques, que las televisiones no pudieron cubrir. Irak disparaba a 500 metros de distancia. EE.UU., veía con precisión al enemigo a 200 metros. EE.UU. perdió algunos tanques. Ninguno por el fuego enemigo, sino por errores propios.
Esta fase podría durar otros siete u ocho días. Si en el camino a la capital las fuerzas estadounidenses se encuentran con plazas que resisten, las esquivarán y dejarán que refuerzos que lleguen después se ocupen de ella.
3. Tercera fase: la batalla de Bagdad
La batalla de Bagdad, según esta visión, podría durar de dos a tres semanas, según la resistencia que se encuentre. Allí se supone que se habrán replegado las mejores tropas de Saddam Hussein. EE.UU. no quiere un Stalingrado en Bagdad. La idea no es sitiar Bagdad, sino desmoralizar a las fuerzas iraquíes para que se vayan rindiendo. La guerra urbana plantea muchos problemas. La tecnología es menos efectiva, pero también se ha desarrollado. La estrategia, llegados a ese punto, sería ir capturando casas, calles y barrios para obligar a las fuerzas iraquíes a dividirse, yaislarlas por sectores, cortando las comunicaciones entre ellos, con la esperanza de forzar así su rendición.
Epílogo: La posguerra, desde el principio
La posguerra ha empezado ya –el control de los kurdos es un ejemplo–, y tendrá que ir construyéndose desde el primer día de la guerra, pues al ir conquistando terreno, las fuerzas ocupantes tendrán que poner en pie su policía, sanidad, distribuir alimentos a las poblaciones, en resumen, ir montando a medida que avanza una nueva administración pues la anterior se habrá derrumbado (salvo la kurda, que ya existe en el norte). La población iraquí lo pasará mal, aunque EE.UU. está ya preparando medidas humanitarias y espera la colaboración de ONGs. Las fuerzas tendrán que hacerse cargo de los soldados que haya hecho prisioneros o se hayan entregado. La administración estaría a cargo de un general de EE.UU. que sepa hablar árabe.
Las fuerzas de EE.UU. también tendrían que ocuparse de los medios de comunicación que los acompañen, y equiparlos contra posibles ataques químicos y biológicos. De nuevo, como en 1991, puede ser una guerra sin imágenes de las batallas, salvo, llegado el caso, de Bagdad y de los bombardeos.
Ante este escenario, conviene convenga recordar el aviso de Winston Churchill: “Nunca, nunca debe creerse que una guerra será suave y fácil, o que cualquiera que se embarque en ese extraño viaje puede anticipar las mareas y huracanes con los que puede encontrarse”.

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