Mar 04.02.2003

EL MUNDO

Golpeado en las urnas, Schroeder gira a derecha

El canciller socialdemócrata alemán admitió que las elecciones del domingo en Hesse y Baja Sajonia fueron “una de las derrotas más amargas” para su partido y “la más amarga de mi carrera política”. Y, acorde con el nuevo balance de poder, está impulsando reformas laborales.

Por John Hooper
Desde Berlín

Luego de la doble derrota de su partido en las elecciones regionales de dos estados, Gerhard Schroeder apareció en escena prometiendo un vigoroso programa de reformas económicas y rechazando los rumores de que tal vez renuncie a la Cancillería de Alemania. Pero ahora que su gobierno deberá depender de la oposición conservadora, la cuestión que flota sobre lo que queda de su segundo mandato es si podrá conseguir que la izquierda de su partido acepte los cambios que propone.
Desilusionados con el rápido deterioro de la economía alemana, el domingo pasado, los votantes de Hesse y Baja Sajonia, el estado natal de Schroeder, provocaron pérdidas enormes en el Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller. Ayer, en una conferencia de prensa, Schroeder dijo que el partido sufrió “una de sus derrotas más amargas, al menos, la más amarga de mi carrera política”. Y agregó: “El gobierno y yo somos los grandes responsables de la derrota. Tengo que asumir esta responsabilidad y, naturalmente, lo voy a hacer”. Pero luego, el canciller cambió de tema rápidamente para anunciar un inmediato programa de tres puntos, que consistirá en reformas en el mercado laboral y el sistema de pensiones y salud. “Continuaremos nuestro trabajo con gran vigor –dijo–. Cualquier otra cosa sería escapar de una situación difícil pero solucionable, y ése nunca fue mi estilo.” El resultado de las elecciones del domingo puso al canciller en una incómoda posición. La pérdida de Baja Sajonia le dará a la oposición democristiana un firme control en la Cámara alta del parlamento federal, Bundesrat, cuyos miembros son designados por los gobiernos estatales. Esto significa que la centroderecha tendrá el poder de vetar cerca del 60 por ciento de la legislación: los llamados proyectos “con consentimiento” que tocan los intereses de los estados. Podrá retrasar, pero no hundir, a los otros. Los proyectos de ley “con consentimiento” aprobados por la Cámara baja, o Bundestag, pero rechazados en el Bundesrat son referidos a una comisión de ambas Cámaras que debe encontrar una solución. La captura de Baja Sajonia por los democristianos también ha cambiado la aritmética de la comisión, dejando a éstos y a sus aliados liberales con el mismo número de bancas que los socialdemócratas y los verdes, que juntos conforman la coalición del gobierno federal.
Como el Bundesrat no se ocupa de aprobar las decisiones en política exterior, el resultado del domingo no tendrá ningún impacto directo sobre la posición gubernamental en la guerra contra Irak. Pero sí apuntará a un cambio drástico en la política económica seguida por Schroeder. Incluso antes de ganar un segundo período en las elecciones generales del año pasado, con la plataforma de la “justicia social”, el canciller había permitido a los sindicatos suavizar las propuestas para reformar el mercado laboral. De regreso en la Cancillería, empezó a atajar el creciente déficit presupuestario con una mezcla de nuevas leyes y un incremento en los aportes al seguro nacional que desató fuertes protestas entre los empleadores.

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