Sáb 15.02.2003

EL MUNDO  › UNA EXPLOSION EN COLOMBIA CAUSO 18 MUERTOS Y 45 HERIDOS

La casa bomba, nueva arma rebelde

Una casa con arsenales que se piensa que estaban destinados a atentar contra el avión presidencial de Alvaro Uribe estalló ayer en Neiva, Colombia, en medio de un allanamiento. Acusan a las FARC.

Las milicias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) podrían estar entrando en plena etapa de guerrilla urbana. Colombia fue sacudida ayer por la explosión de una casa bomba que dejó al menos 18 muertos y 45 heridos en Neiva, un día antes de que el presidente Alvaro Uribe visite hoy esa ciudad del sur del país. El estallido, atribuido a las FARC, ocurrió en un sector residencial del barrio Villa Magdalena (325 kilómetros al suroeste de Bogotá), en momentos en que la policía y la Fiscalía buscaban explosivos y guerrilleros en una casa vacía que, según dijeron los efectivos, estaba en la trayectoria de descenso de los aviones hacia el aeropuerto de Neiva. Por eso las autoridades manejaron la hipótesis sobre un plan de ataque contra el avión presidencial.
De los 17 muertos, nueve fueron policías –entre ellos el jefe de la Seccional Judicial y de Investigación (Sijín) de Neiva, mayor Henry Angarita– y el resto agentes de la Fiscalía y civiles, entre ellos tres niños. Entre los 30 heridos figuran nueve menores, según el gobierno de la ciudad. “Esto es algo miserable y dantesco”, lamentó el alcalde de Neiva, Héctor Osorio. La explosión dejó 70 viviendas destruidas en el barrio de clase media. “Pareciera que por la orientación de la carga podría estar intentándose una acción en contra de un avión”, explicó el director de la Policía Nacional, general Teodoro Campo, quien lo adjudicó a la columna Teófilo Forero, una de las más numerosas y beligerantes de las FARC, al señalar que “las características del hecho y una serie de evidencias que poseemos nos permiten afirmar que las FARC son las responsables de esta acción terrorista”. Precisó que “era el sexto predio que estábamos allanando. En otros lugares, habíamos encontrado algunos elementos, realizado unas capturas y, justo cuando efectuábamos el último registro, se presentó la explosión”.
Por su parte, el director regional de la Fiscalía, Hernando Valenzuela, explicó que las autoridades verificaban en ese barrio la existencia de plataformas de lanzamiento de granadas de mortero, los mismos artefactos usados el 7 de agosto en la asunción de Uribe, en un ataque contra la Casa de Gobierno que dejó 21 muertos. “Uno de los allanamientos que se realizaban en el sector iba encaminado a verificar la existencia de unas rampas de lanzamiento de granadas de mortero, que se utilizarían para derribar el avión del presidente”, declaró Valenzuela. El general Héctor Martínez, comandante de la IX Brigada del Ejército, indicó que esa hipótesis era investigada, mientras que las autoridades civiles del departamento de Huila –cuya capital es Neiva– no descartaron que el hecho esté relacionado con la participación de Uribe en un consejo comunal previsto para hoy. “Habíamos concertado que se incrementaran los operativos de allanamientos, porque existía la visita del presidente. La Fiscalía tenía información valiosa, razón por la que estaban allí”, explicó la secretaria de Gobierno de Neiva, Sandra Serrato. Luego de evaluar la situación de seguridad, se decidió mantener la visita de Uribe a Neiva.
Esta explosión ocurre una semana después del atentado con coche bomba, también atribuido a las milicias de las FARC, que destruyó el exclusivo club social El Nogal de Bogotá, dejando 35 personas y unos 165 heridos. Tras ese atentado, Uribe emprendió una ofensiva diplomática y consiguió que Centroamérica declarara a las FARC como terroristas, y que la Organización de Estados Americanos (OEA) y Naciones Unidas aprobaran resoluciones instando a la comunidad internacional a cooperar con Colombia en la lucha contra el terrorismo.
A todo esto, sobre el avión de inteligencia norteamericano que se estrelló anteayer contra un cerro en el sur del país, en el departamento de Caquetá, zona de control de las FARC, donde de los cinco tripulantes (cuatro norteamericanos y un colombiano) murieron dos, había informaciones disímiles. Según fuentes responsables de la investigación, el avión fue derribado y los otros tres ocupantes fueron secuestrados por las FARC. En Washington, el Departamento de Estado confirmó la muerte de dos de losocupantes del avión, pero rechazó dar más información sobre el resto de los ocupantes desaparecidos por razones de seguridad. El avión cumplía labores antidrogas y se dirigía desde Bogotá hasta la base militar de Tres Esquinas.

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