EL MUNDO › CHIARA DANESE Y AMBRA BATTILANA ESTUVIERON EN UNA FIESTA DEL PREMIER
Dos chicas revelaron a la fiscalía los juegos eróticos que se daban en la mansión del jefe de Estado. Esto destierra la versión de Berlusconi de que se trataba de “cenas elegantes”. Está siendo acusado de prostitución de menores.
Dos jóvenes italianas revelaron a la fiscalía de Milán sorprendentes detalles de los juegos eróticos que se daban durante las veladas organizadas en la mansión privada del jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi, en el marco del escándalo sexual llamado Rubygate.
Los escandalosos testimonios de Chiara Danese y Ambra Battilana, dos italianas de 18 años que asistieron a una fiesta organizada la noche del 22 de agosto de 2010 en Villa Arcore, fueron divulgados ayer por los dos principales diarios del país, La Repubblica y Corriere della Sera, y confirmados por fuentes judiciales de Milán. “Uno de los elementos que me llevaron a tomar esta decisión –dice Chiara– es la posición que tomó públicamente el presidente Berlusconi, quien definió en varias ocasiones como ‘cenas elegantes’ las noches que me parece que son totalmente de otra naturaleza.”
Los abogados de Berlusconi, Piero Longo y Niccolo Ghedini, rechazaron los detalles presentados por las testigos por inconsistentes e infundados. En cambio, la fiscalía de Milán a cargo del caso Ruby los consideró importantes “para esclarecer el contexto” en que se desarrollaron las controvertidas fiestas del primer ministro, el cual está siendo juzgado desde el 6 de abril por la fiscalía por prostitución de menor y abuso de poder por el caso Rubygate.
Ambra y Chiara tenían ambas dieciocho años cuando fueron esa noche a Villa Arcore. Cuando Berlusconi las vio las llamó “mis bebas”. El 4 de abril pasado Ambra y Chiara con sus abogados presentaron a la fiscalía de Milán una “memoria” de todo lo sucedido aquella noche. Confirmaron sus recuerdos en un interrogatorio el lunes.
Según sus revelaciones, el “bunga-bunga”, descripto por la joven marroquí Ruby, no corresponde a las “veladas elegantes” que el millonario político asegura organizar para distraerse de sus compromisos oficiales. Según las dos muchachas, acudieron una sola vez a la residencia, invitadas por Emilio Fede, de 79 años, director de noticias del canal privado de televisión Rete4, amigo íntimo de Berlusconi y también investigado por inducción a la prostitución.
No bien llegaron, el primer ministro las cubre con cumplidos. Les dice que son bellas. Les pregunta cosas de su vida personal. “Es evidente la atracción que Berlusconi tiene por mí y por Chiara.” Es tan evidente que Emilio Fede le dice fastidiado: “Come de tu plato que yo como del mío”. “Era claro que para Fede yo estaba destinada a Berlusconi y Chiara era para él”, dice Ambra.
“Quince minutos después de iniciada la cena, un grupo de chicas comenzaron a mostrar sus senos, lo tocaban en sus partes íntimas y ellas a su vez se dejaban tocar”, cuenta Ambra. Mientras todo ello ocurría cantaban: “Menos mal que existe Silvio” y él respondía: “Mis niñitas, mis niñitas”. “Después del enésimo chiste vulgar, Berlusconi comenzó a pasar una escultura ante las chicas, una suerte de caparazón del que salía un hombre con un pene enorme. La estatua era grande como una botella de agua mineral de un litro y medio. El pene era visiblemente desproporcionado. La pasa ante las chicas y les pide que besen el pene. Lo besaban y simulaban sexo oral”, asegura por su parte Chiara. Ambra y Chiara no se prestan a este juego y les llama la atención que Roberta Bonasia, a la que Il Cavaliere ha presentado como su novia, sí se preste.
En un momento dado Berlusconi clama: “¿Están listas para el ‘bunga- bunga’?”, las chicas responden a coro: “¡Sí!,¡sí!”, sostiene la joven. Las dos muchachas admiten la angustia que sintieron al bajar a un sótano con una pequeña discoteca en donde encontraron a otras chicas disfrazadas de enfermeras, con minifalda y escotes notables. En la discoteca, las jóvenes “bailaban en forma bien vulgar, se subían la falda, mostraban el trasero”, cuenta Chiara al describir el llamado “bunga-bunga”.
“Si se quieren ir, muy bien, pero no crean que van a poder participar en el concurso de belleza de Miss Italia”, amenazó Fede, al ver la reacción de las chicas de querer irse de la fiesta, según el relato de ambas. Ambra y Chiara aceptaron participar en la fiesta tras la promesa de Fede de que presentarían un programa de televisión sobre las previsiones meteorológicas.
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