EL MUNDO › ES UNA DE LAS PRIORIDADES DEL CADA VEZ MáS PODEROSO VOTO HISPANO
Desde tierras republicanas reacias a albergar extranjeros, el presidente norteamericano centró su retórica en dar cuenta de las ventajas económicas que tendría una reforma migratoria. El mensaje se lo envió al Capitolio.
En El Paso, Texas, demasiado cerca de la frontera con México, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió a la carga con la reforma migratoria. “Se trata de un imperativo económico para el país”, disparó en un discurso que ofreció en esa ciudad, bastión de la oposición republicana a la que exhortó a apoyar los cambios. Si bien no propuso ninguna fecha concreta para iniciar el tratamiento de la reforma en el Congreso, advirtió a los activistas que defienden los derechos de los inmigrantes que no adoptará medidas alternativas a través de órdenes del Poder Ejecutivo que reemplacen el tratamiento legislativo de la norma.
“Sé que algunos desearían que salteara al Congreso y cambie la ley por mí mismo”, chicaneó Obama en el mismo discurso en el que hizo referencia a la problemática que aglutina a la presencia de personas de otros países en Estados Unidos sin la documentación migratoria correspondiente, que en su gestión alcanzó cifras enormes. Y también muchos deportados. “No nos deleitamos en el dolor que provoca en las vidas de personas que sólo tratan de sobrevivir”, aseveró respecto de la deportación. “Pero no es así cómo funciona la democracia”, zanjó, en torno de la presencia de manera ilegal en un país que no es el de nacimiento.
En El Paso, ciudad fronteriza estadounidense, el mandatario apuntó: “Lo que realmente necesitamos es continuar la lucha para aprobar la reforma. Esa es la solución final a este problema y eso es lo que me he comprometido a hacer”, subrayó.
De este modo, Obama reiteró la postura que expresó la semana pasada en la ciudad costera de Miami, cuando adelantó su decisión de no impedir de forma expresa la deportación de estudiantes o de padres de familia indocumentados mediante una orden ejecutiva, como reclaman algunos activistas.
Ayer, desde tierras republicanas y reacias a albergar extranjeros, el presidente de Estados Unidos centró su retórica en las ventajas económicas que tendría una reforma migratoria, a la par que echó la culpa a la oposición del fracaso de esta iniciativa, una de sus aún incumplidas promesas de campaña y además una de las prioridades del cada vez más poderoso voto hispano, cuando falta poco más de un año para las elecciones.
“Una de las maneras de reforzar la clase media es reformar nuestro sistema migratorio, para que deje de existir una masiva economía sumergida que explota una fuerza de trabajo barata a la par que rebaja los salarios para todos los demás”, explicó Obama. “Por eso la reforma migratoria es un imperativo económico”, dijo.
En ese sentido, el mandatario agregó que la modificación en la norma de migración permitirá que Estados Unidos se convierta en un país más competitivo en la economía global, al permitir que estudiantes educados en el país puedan desarrollar su talento también en la nación norteamericana en vez de en otro lugar.
Por eso, apuntó a la urgencia con la que el Congreso se debe poner a trabajar en el tratamiento y el debate de la norma conocida como Dreamact, el proyecto que abre una vía a la legalización de jóvenes indocumentados si cursan estudios superiores o ingresan en el ejército y que fue derrotado en el Senado el pasado diciembre. Por tal motivo, llamó a la oposición a “dejar de lado el politiqueo y aprobar la medida”, que hasta no hace demasiado tiempo contaba con el apoyo clave del sector conservador.
En tanto, el mandatario rechazó las demandas republicanas de un mayor refuerzo de la frontera con México: “Si bien hemos respondido a las inquietudes presentadas a lo largo de este tiempo en relación con el aumento de la seguridad (aumento de patrullas, de deportaciones y de seguridad fronteriza), sospecho que habrá algunos que tratarán de alejar aún más los objetivos. Dirán que tenemos que triplicar las patrullas fronterizas. O cuadruplicarlas. Dirán que tenemos que construir una valla fronteriza más alta para apoyar la reforma”, acusó. Por tal motivo, indicó que trabajará sólo en nuevas estrategias que impulsen la puesta en marcha del debate constructivo y civilizado necesario para destrabar la reforma.
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