EL MUNDO › LOS MEDIOS CONTRA OLLANTA HUMALA
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
El proyecto autoritario fujimorista, que cayó en el año 2000 en medio de escándalos de corrupción, denuncias de violaciones a los derechos humanos y las protestas de la población, amenaza con regresar al poder. Empujada por un masivo apoyo mediático, la hija del ex dictador Alberto Fujimori ha logrado igualar al candidato progresista Ollanta Humala en la carrera por la presidencia del Perú, que se definirá el 5 de junio. Según tres últimas encuestas, Keiko Fujimori (foto) y Ollanta Humala están en un empate técnico, pero la tendencia favorece a la hija del ex dictador, condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y corrupción. Hace dos semanas, el candidato de la izquierda aventajaba por seis puntos a la representante de la derecha fujimorista. Esa ventaja ha desaparecido. El Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica le da a Humala 40,7 por ciento y a Keiko Fujimori, 40,5 por ciento. Para la encuestadora Datum, Humala tiene 40 por ciento y Keiko, 39,1 por ciento. Por su parte, Ipsos Apoyo pone en primer lugar a Fujimori con 41 por ciento, mientras Humala obtiene 39 por ciento. Los indecisos bordean el 20 por ciento, aunque se estima, según los promedios históricos, que de ellos la mitad votaría en blanco o viciado.
Las tres encuestadoras coinciden en darle a Keiko Fujimori una amplia ventaja en Lima, que concentra el 35 por ciento del electorado, mientras Humala triunfa en el interior del país, sacando una importante diferencia a su favor en las empobrecidas zonas andinas y rurales. La hija del ex dictador Fujimori, quien gobernó entre 1990 y 2000 apoyado por el empresariado y los grandes grupos de poder económico, gana ampliamente, con casi 40 puntos de diferencia, en las clases media alta y alta, y Humala lo hace en los sectores populares, aunque por un margen que no pasa los seis puntos. Repitiendo la estrategia clientelista que su padre puso en práctica desde el poder, Keiko Fujimori reparte alimentos entre los más pobres pidiéndoles a cambio su voto.
Las encuestas revelan que Humala necesita ganar más respaldo en la capital y en las clases medias para lograr la victoria. En ese intento, ha moderado su discurso y buscado consenso con sectores de centro y de centro derecha. Ha reclutado técnicos que vienen de esos sectores y ha recibido un amplio apoyo de intelectuales y académicos. Y esta semana firmó el Acuerdo Nacional, un compromiso sobre políticas de Estado y defensa de la democracia suscrito por la mayor parte de los partidos políticos. Pero Humala se enfrenta a una agresiva campaña mediática para descreditarlo, que no le da respiro.
La mayor parte de diarios y la televisión trabajan a tiempo completo para dinamitar la candidatura progresista. La prensa local, con algunas pocas excepciones, se ha parcializado sin pudor con la hija del ex dictador Fujimori, quien en su régimen controló a la prensa con millonarios sobornos. Se repiten sin pausa los mensajes que demonizan a Humala como un radical estatista y autoritario, buscando crear miedo en la población ante un posible gobierno progresista, al que los medios igualan con una especie de apocalipsis nacional. Paradójicamente, la campaña mediática contra Humala para favorecer a Keiko Fujimori se centra en presentarlo como autoritario, enemigo de la libertad de prensa y con intenciones de cambiar la Constitución para quedarse indefinidamente en el poder, es decir todo lo que en su gobierno hizo Alberto Fujimori, el padre y mentor político de la candidata que esos medios respaldan.
La prensa, que criticó duramente a Humala cuando convocó a profesionales de otros grupos políticos, ha celebrado el reclutamiento que Keiko Fujimori ha hecho recientemente del conocido economista Hernando de Soto para apoyar su candidatura. De Soto ya trabajó con el régimen autoritario del padre de Keiko y hasta febrero de este año fue asesor del dictador libio Muammar Khadafi, un dato que los medios han preferido pasar por alto.
La campaña mediática contra Humala ya le ha costado el puesto a varios periodistas, que han sido despedidos por defender la independencia informativa de su trabajo. La última adquisición de esta agresiva ofensiva mediática contra Humala ha sido la contratación del escritor y popular presentador de televisión Jaime Bayly, quien en un programa televisivo de una hora semanal, que comenzó a emitirse hace dos semanas desde Miami, se dedica exclusivamente a desacreditar a Humala.
Al tiempo que demoniza a Humala, la mayor parte de la prensa intenta lavarle la cara al fujimorismo y a su candidata. Las violaciones a los derechos humanos cometidas en el régimen fujimorista, el control de los medios, la corrupción sin precedentes de ese gobierno y el apoyo que Keiko siempre le dio al gobierno autoritario de su padre no forman parte de la agenda electoral de esa prensa.
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