EL MUNDO › QUINCE MIL PERSONAS MARCHARON EN PERU CON LOS ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS
La multitudinaria manifestación en contra del fujimorismo y su práctica de violaciones a los derechos humanos y corrupción, organizada por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, calentó la campaña presidencial.
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
“Fujimori nunca más” fue la consigna que movilizó a decenas de miles en diez ciudades del país. En Lima, más de 15 mil personas marcharon por el centro de la ciudad en rechazo al posible retorno al poder del fujimorismo, encarnado esta vez en Keiko Fujimori, la hija del encarcelado ex dictador Alberto Fujimori, condenado a 25 años por crímenes de lesa humanidad. La multitudinaria manifestación en contra del fujimorismo y su práctica de violaciones a los derechos humanos y corrupción, organizada por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, se dio a pocos días de la elección presidencial del 5 de junio entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala, que van igualados en las encuestas.
Los cánticos contra Fujimori, los lemas en defensa de la democracia, el recuerdo de los desaparecidos y los muertos, los gritos exigiendo justicia, las consignas contra la corrupción, la presencia de la juventud y la indignación ciudadana hicieron recordar las movilizaciones de fines de los años ’90, cuando la población salió a las calles para protestar contra la dictadura fujimorista, que finalmente cayó en noviembre del año 2000. Una gran banderola con el lema “Con esperanza y dignidad, Fujimori nunca más” abría la marcha. Detrás, los familiares de los desaparecidos, de los asesinados, mujeres pobres esterilizadas contra su voluntad en el régimen fujimorista, activistas de derechos humanos, sindicalistas, estudiantes universitarios, artistas e intelectuales coreaban “chino, chino, chino, ladrón y asesino” y cantaban “no a Keiko, carajo, el pueblo no olvida, carajo”. Ataúdes negros con las fotos de las víctimas del régimen fujimorista avanzaban entre carteles en los que se leía “No a Keiko, sí a la vida” o “No a la impunidad”, mientras la multitud coreaba “Keiko escucha, Cantuta no se olvida”, recordando a los nueve estudiantes de la Universidad La Cantuta secuestrados y asesinados por el gobierno de Alberto Fujimori.
En primera fila marchaba Raída Cóndor, madre de uno de los estudiantes de La Cantuta asesinados. “Si Keiko llega a ser presidenta, los asesinos que mataron a mi hijo y a tantos otros saldrían libres. Si eso pasa, nosotros, que los hemos seguido hasta meterlos presos, estaríamos amenazados de muerte. Pero no les tengo miedo”, nos dice Raída Cóndor. La marcha terminó con la lectura de un comunicado, en el que se califica al régimen fujimorista como “una dictadura nefasta” y se señala que la candidatura de Keiko Fujimori representa una amenaza a la democracia.
En diálogo con Página/12, Rocío Silva Santisteban, secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (Cndd.hh.), señaló que el triunfo electoral de Keiko Fujimori significaría “un suicidio moral para el Perú”. “Sería la confirmación de que no importan los derechos humanos, los muertos, la corrupción, la memoria histórica, sino que lo único que importa es la estabilidad del modelo económico. Eso es gravísimo”.
El ex dictador Alberto Fujimori espera el triunfo electoral de su hija para salir en libertad. “La liberación de Fujimori implicaría un retroceso para la Justicia transicional en toda América latina”, advierte la secretaria ejecutiva de la Cndd.hh. Pero no sólo Fujimori espera la victoria electoral de Keiko para dejar la prisión. Hay 58 sentenciados como responsables de desapariciones y asesinatos, y 400 militares y policías tienen procesos abiertos por violaciones a los derechos humanos. Rafael Rey, candidato a vicepresidente con Keiko Fujimori y miembro del Opus Dei, impulsa una ley de amnistía para ellos. Como ministro de Defensa de Alan García ya intentó hacer aprobar una ley de amnistía encubierta, pero el escándalo hizo retroceder al gobierno y Rey debió renunciar. Ha dicho que como vicepresidente insistirá con su propuesta de amnistía. Rey está vinculado con la ultraderechista UnoAmérica, que defiende la dictadura militar argentina y promueve la liberación de los sentenciados por violaciones a los derechos humanos.
–¿Un gobierno de Keiko Fujimori tendría la misma práctica de violaciones a los derechos humanos que caracterizó a su padre? –se le pregunta a Rocío Silva Santisteban.
–La maquinaria autoritaria y represiva que funcionó con Alberto Fujimori se reactivaría si Keiko llega a la presidencia. Tienen el soporte legal para ser sumamente autoritarios, porque el gobierno de Alan García ha dado normas legales para permitir que las fuerzas armadas repriman las protestas sociales. Quizá al principio se conservarían las formas, pero un gobierno de Keiko Fujimori sería una repetición de lo que fue el gobierno de su padre en materia de derechos humanos. Los represores del fujimorismo, que están presos y no tienen escrúpulos, regresarían a la calle. Y no creo que se pongan a hacer taxi. Santisteban lanza una advertencia: “Los fujimoristas van a regresar a vengarse”.
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